Soy de Fuenla. Del colegio público Pablo Neruda y del IES Federica Montseny. Públicos. En Fuenla los que tenemos unos años miramos raro, con sospecha de clase, a quienes han estudiado en colegios como el Khalil Gibran, el único privado de Fuenlabrada, o el Albanta, concertado. Fuera privado o concertado, en los barrios siempre han sido pijos. Los niños que iban con chándales a juego, nosotros también, pero eran los del Quemor, de táctel, o los del mercadillo, eran diferentes, pero todos iguales. Y nos distinguíamos en las calles, al verlos sabías que pertenecían a otro espacio. Nada que quebrara el ambiente, solo una cierta desconfianza mutua.
Las mentiras flagrantes de Noelia Núñez, la Ayuso de Fuenlabrada o la obrera del PP como han querido vender en la propaganda pepera, son una buena muestra de ese complejo de la derecha aspiracional que tiene como necesidad vender que su posición es fruto del mérito y el esfuerzo y no de la capacidad para medrar y acaparar capital social y contactos que le ayuden a escalar en la política sin necesidad de tener formación, preparación o un mínimo de decencia. No hace falta tener titulación para hacer política, pero es llamativa las veces que quienes hacen política en la derecha sin titulación se sienten acomplejados y tienen que mentir aparentando que tienen una carrera previa que no tienen. Es difícil vender la mentira de la cultura del esfuerzo y la meritocracia siendo tan solo una enchufada que tiene lo que tiene por haberse apuntado a los 16 años a Nuevas Generaciones del PP.
Noelia Núñez ha dejado escrito en sus declaraciones que tenía la carrera de Derecho, Filología Inglesa, Administración Civil e incluso Ciencias Políticas. Ha sido presentada como abogada, como profesora de Ciencias Políticas y politóloga llegando a ser profesora en un máster de la Universidad Francisco Marroquín, una de esas universidades fake que la Comunidad de Madrid lleva años dejando instalarse en la comunidad y que tiene su permiso desde 2017. Noelia Núñez dice que nunca tuvo intención de engañar a nadie, a pesar de que lleva años diciendo que es muchas cosas que no es y tras reconocer que solo tiene el bachillerato. No sé cómo de engañados se sentirán los alumnos que ahora saben que como profesora tenían a alguien sin titulación superior, aunque estudiar voluntariamente en esa seudouniversidad anarcoliberal guatemalteca y sentirse engañados debería estar prohibido.
"Me gusta estudiar, me he sacrificado como tantos y tantos jóvenes", decía Noelia Núñez a Euprepio Padula después de que este le relatara una retahíla de títulos de los que no tenía ninguno. La desfachatez es difícilmente calificable ahondando en un mal endémico en el PP que es el de fardar de lo que no se es y el de cooptar el esfuerzo de la clase trabajadora, de aquellos que sí estudian y trabajan para sacarse un título con mucho sufrimiento y sacrificios en la familia. El caso del máster de Cristina Cifuentes ya hurgó en esa herida y Noelia Núñez ha pecado de la misma soberbia. Los que estudian y trabajan, los que sí se sacan las carreras con mucho esfuerzo para, en la vida, poder jamás aspirar al salario que se está llevando de los fondos públicos la esperanza joven del PP, ven como una afrenta y un insulto que privilegiadas como Noelia Núñez les roben lo único que tienen.
Noelia no va a dimitir. Los suyos se lo perdonarán, porque en su partido, en su ambiente, robarle el esfuerzo a la clase obrera es lo único que tienen para poder engañar a incautos y trepar. Pero en Fuenlabrada no será. Aquí ya puedes abandonar porque tenemos calados a la gente como tú. El esfuerzo de clase no se negocia, ni se roba, ni se finge. Se tiene y ya.