España anunció en el Congreso el reconocimiento del Estado palestino. Un momento histórico que nos coloca, por fin, en el lado correcto de la historia. Un momento que hubo quien decidió perturbar con política pequeña. Sentarse y quedarse con los brazos cruzados el día en el que se anuncia en el Congreso el reconocimiento del Estado palestino es igual que no aplaudir a Palestina. Es comprensible que quien ha cogido la causa del pueblo palestino, solo cuando ha salido del gobierno, como causa instrumental y de manera coyuntural para hacer campaña no entienda la importancia del momento histórico que se vivió e intentara pervertirlo desviando el foco de interés de uno de los momentos más importantes de la historia de la democracia para la izquierda en política internacional.

El reconocimiento del Estado palestino es una reivindicación histórica de la izquierda. No hay partido que se pueda autodenominar así que no haya incluido este reconocimiento como parte indispensable de su programa en política internacional. La primera vez que apareció en un programa político en nuestro país fue en el texto de IU en 1989 que hablaba de la causa palestina como central en su programa de política exterior: "España debe abogar a favor de los derechos nacionales del pueblo palestino… España debe reconocer al 'Estado Palestino Independiente' proclamado hace un año y apoyar la convocatoria urgente de una Conferencia Internacional de Paz bajo la égida de la ONU". En el año 1988 fue la primera vez que se registró en el Congreso de los Diputados la petición para el reconocimiento del Estado palestino con una proposición no de ley para su reconocimiento por parte de IU. La propuesta fue presentada por Gerardo Iglesias y Nicolás Sartorius. Ellos sí hubieran aplaudido, si hubieran estado en el Congreso, sin pensar solo en sus propios intereses.

Bildu, ERC y Podemos no se levantaron a aplaudir el reconocimiento del Estado palestino en el Congreso, más preocupados por el corto plazo que por la consciencia del momento histórico que se estaba viviendo. Sorprende más en un partido como los morados que han hecho de la defensa estética de Palestina su causa para las europeas y que sus ministras se levantaron a aplaudir a Volodymir Zelenski, presidente de Ucrania, cuando estaban con ministerios y dentro del Gobierno. No hay nada como un cargo para aplaudir cualquier cosa. Ni para aprobar cualquier cosa, porque con ellos en el Gobierno se aprobaron venta de armas a Israel cuando estuvo asesinando gazatíes en la crisis de agosto de 2022, porque no empezaron en octubre, o cuando se abrió una investigación contra Israel por el Tribunal Penal Internacional en marzo de 2021. Es normal que Ione Belarra, que nunca antes de octubre de 2023 se acordó de la reivindicación histórica del Estado palestino, considere que es un mero elemento simbólico, aunque es un poco más concreto e importante que creer que se hace algo por los derechos del pueblo palestino poniéndote una foto de perfil con la kufiya en Twitter. Pero al menos, tendría que recordar la historia y el programa del partido al que pertenece.

La primera propuesta de Podemos en política internacional tras su llegada al Congreso fue el reconocimiento del Estado palestino en el año 2016. Aquella propuesta tenía el mismo carácter simbólico, o concreto, que la que se ha anunciado hoy. Pero en aquel momento tenían clara la concepción de las prioridades más allá de sus intereses económicos. El que era secretario general de Podemos entonces pidió al Gobierno en una reunión con Mahmud Abbas en el año 2017 el reconocimiento del Estado palestino. Pero aquello no era malo, era lo correcto, es lo que había que hacer y es lo que hoy se ha hecho. No se quedó todo ahí. Hay más.

Pablo Iglesias anunció en una rueda de prensa los acuerdos de Gobierno a los que había llegado con el PSOE en 2018, entre esos acuerdos expresó la necesidad del reconocimiento del Estado palestino. Sin más, simplemente el reconocimiento, consciente en aquel momento, cuando entraban en el Gbierno, de la implicación que ese paso tendría. No lo consiguieron, salieron del Gobierno sin que ese paso se produjese y se ha hecho en 2024 con un gobierno del PSOE y Sumar. Eso es lo que trascenderá en unos años cuando sea la historia la que se escriba y quizás por ese resentimiento porque otros lograron lo que ellos no fueron capaces se quedaron sentados con los brazos cruzados en el momento en el que la sede de la soberanía nacional daba cumplimiento a la reivindicación histórica más relevante, junto con la independencia del Sahara, de la izquierda en política internacional.

Israel con su reacción tiene más consciencia que muchos actores políticos en España de lo que supone en términos concretos el reconocimiento del Estado palestino por parte de Irlanda, Noruega y España. El gobierno de Netanyahu llamó a consultas a los embajadores en los tres países y su ministro ultraintegrista Ben-Gvir acudió en protesta y como gesto de provocación a la mezquita de Al-Aqsa. En un momento en el que los apoyos a Benjamin Netanyahu penden de un hilo, más aún después de su petición de detención por parte de la fiscalía de la Corte Penal Internacional, cualquier propuesta que pueda iniciar un reconocimiento encadenado es un golpe al cada vez más cuestionado gobierno de Israel.

El reconocimiento del Estado palestino no va a acabar por sí solo con los crímenes de guerra y la limpieza étnica en Gaza por parte de Israel, ni tampoco lo parará que se detengan los barcos con armamento que hacen escala en España, o romper relaciones con Israel, y no por eso se exige y se pide por quien ayer no aplaudía como si significara el final de la matanza de palestinos. Queda mucho por hacer, y dar muchos pasos, pero cuando se produce un evento histórico de tal relevancia en la dirección adecuada solo queda acompañarlo y mantenerse firme en la misma dirección para exigir nuevas medidas contra el régimen criminal sionista de Netanyahu. Hoy se aplaude, se ha conseguido algo que la izquierda lleva anhelando décadas y que supone otorgar reconocimiento a Palestina. Por ellos, por su sufrimiento, por sus derechos históricos, hay que dejarse las palmas aplaudiendo y seguir trabajando porque puedan ejercer sus derechos soberanos en paz y libertad. El Estado palestino agradeció a España y su pueblo su compromiso con la causa de Palestina por el reconocimiento. Con eso tendría que servir para ubicarse.