Con el calor crece el riesgo de desarrollar una infección por hongos en la piel. La humedad es otro factor que agrava la situación y las piscinas son un lugar perfecto para contagiarse. Aunque las infecciones por hongos pueden desarrollarse en cualquier momento del año, es mejor intentar tomar medidas preventivas, pero ¿cómo evitar los hongos en las piscinas municipales?

Una infección fúngica es una enfermedad de la piel causada por un hongo, también conocida como micosis.

Tipos de infección por hongos

Estos son los tipos más frecuentes de hongos que pueden afectar a los pies.

1. Tinea Pedis. También conocido como "pie de atleta", es uno de los tipos más comunes. Este hongo vive en el tejido muerto y el tipo de infección más común es el causado por el Trichophyton rubrum. Se observa en ambientes cálidos y húmedos como zapatos, calcetines, piscinas públicas, vestuarios y duchas públicos. Los signos y síntomas son: descamación, enrojecimiento, picor, ardor, ampollas y, a veces, dolor en la zona afectada. El tratamiento consiste en cremas antifúngicas tópicas. En los casos más graves puede ser necesaria la administración de medicamentos antifúngicos orales, sobre todo si afectan a las uñas de los pies.

2. Tinea Versicolor. Algunas personas experimentan una condición de la piel que puede causar una decoloración temporal de la piel haciéndola más clara u oscura. Esto ocurre comúnmente en el pecho y la parte superior de la espalda, pero los hongos están en todas partes.

Cómo evitar los hongos en las piscinas municipales

No puedes escapar de ellos, así que aquí tienes algunos consejos para ayudar a prevenir las infecciones evitando las condiciones que permiten que los hongos prosperen.

1. Utiliza calcetines de materiales naturales y absorbentes. Cámbialos regularmente. Sécate los pies entre los dedos después del baño o la ducha.

2. Evita los zapatos apretados de vinilo y goma porque retienen la humedad.

3. Practica una buena higiene lavándote las manos.

4. No compartas toallas ni ropa.

5.No vayas descalzo por el borde de la piscina ni por el suelo mojado. Utiliza siempre chanclas.

6. Dúchate antes y después de cada baño, siempre llevando las chanclas puestas. Después de cada baño y ducha, secarse bien los pies.

7. Usa sandalias, chanclas o zapatos de agua cuando vayas a vestuarios públicos, piscinas o saunas.

8. Ten cuidado con los animales porque una infección por hongos (tiña) en una mascota puede contagiar a las personas. Además, tú también puedes contagiar la tiña a su mascota.

9. Si te sale una erupción y no desaparece en unas semanas, acude a tu dermatólogo para averiguar la causa de la erupción antes de que se extienda.

Cómo cuidar la salud de los pies todo el año

Desde el Colegio Profesional de Podólogos de Madrid (COPOMA) comparten diez recomendaciones para mantener la salud de los pies:

1. Higiene diaria. Lavar nuestros pies cada día es clave en verano. Lo ideal es hacerlo con jabón neutro y secarlos bien, sin frotar bruscamente y prestando atención a la parte entre los dedos.

2. Protección e hidratación. Después de la higiene debe venir siempre una buena hidratación. Usa protección solar y cremas hidratantes específicas cuando sea necesario.

3. Buena hidratación también por dentro. Beber al menos 1,5 L de agua al día es esencial tanto para nuestra piel como para nuestra salud general.

4. Evitar andar descalzos sobre ciertas superficies. En verano nos suele encantar andar descalzos, pero no debemos abusar de esta práctica, pues la desprotección y un esfuerzo extra de nuestros músculos pueden causarnos ciertas lesiones.

5. Adaptar el calzado a cada situación. Sobre ciertas superficies, como por ejemplo las piscinas, es necesario andar protegidos y utilizar calzados específicos. No obstante, tampoco podemos abusar de estos calzados, como podrían ser las chanclas, en otras circunstancias en las que no sean necesarias.

6. Utilizar un buen calzado. Esta es una de las cuestiones más importantes. Lo ideal es que sea un zapato transpirable, de materiales naturales, que vaya sujeto al pie y que la suela sea uno o dos centímetros más alta en el tacón que en la parte delantera. También es recomendable que sea flexible.

7. Materiales naturales para el contacto con la piel. En la medida de lo posible, tanto nuestro calzado como nuestros calcetines deben ser de fibras naturales. Ante todo, debemos evitar plásticos y gomas que pueden dañar nuestra piel y provocar heridas.

8. Prevención en las prácticas deportivas. Antes de practicar cualquier deporte, hay que calentar, estirar y usar el calzado correcto para evitar rozaduras y lesiones. Sobre todo, si no estamos acostumbrados a dicha práctica.

9. Cuidado de las uñas. El verano es una época muy propensa para la proliferación de hongos y otras infecciones. Por ello, se deben evitar los esmaltes permanentes y de mala calidad, así como llevarlos más de 15 días seguidos. Además, hay que cortar las uñas con cierta frecuencia y con un corte recto, para evitar que se claven.

10. Visitar al podólogo. Acudir a consulta al menos una vez al año es clave para contar con un diagnóstico personalizado para evitar problemas tanto presentes como futuros.