El 24 de junio de 2022 cientos de migrantes trataron de saltar la valla de Melilla. En cuestión de minutos el caos se apoderó de aquel tramo de la frontera entre Marruecos y España. El baile de cifras arrojaba entre 500 y 2.000 migrantes. Las imágenes eran estremecedoras, cuerpos sobre cuerpos agolpados en el suelo, algunos sangrando, malheridos, otros inconscientes o muertos.

Más de una treintena de personas perdieron la vida intentando alcanzar el otro lado. Ni el Ministerio del Interior ni el gobierno marroquí llegaron a esclarecer nunca los hechos. Quienes perecieron fueron enterrados en tumbas sin nombre, con una humilde piedra con la misma fecha en que acabaron estrellados contra las puertas de Europa, a escasos metros de una vida digna.

Vidas en cada piedra

Esas piedras se convirtieron en la primera toma de contacto con la historia de quienes estuvieron allí el 22 de junio de 2022. Sergio Illescas y el artista Mario-Paul Martínez se embarcaron en un viaje para entrevistar y conocer más de las vidas de quienes fallecieron allí. Recorrieron Nador durante días, entrevistando a familiares y amigos. Fruto de aquella labor se publicaron varios reportajes para laSexta que ponían nombres y apellidos a las víctimas.

"Cuando un migrante muere, se coloca una piedra sin nombre ni apellidos, solo con una fecha y un símbolo en función de si es hombre o mujer", explica Sergio Illescas, y añade: "Fue algo que me impactó mucho y sentí que era necesario investigar y contar la historia de estas víctimas, saber sus nombres".

"Cuando un migrante muere se coloca una piedra sin nombre ni apellidos"

Parte de ellas están ahora en Los Nadie. Una novela gráfica en la que cinco ilustradores con raíces africanas dibujan algo más de esas migraciones. Sus anhelos, sus vidas, alegrías y dificultades les humanizan y devuelven una dignidad que murió entre dos fronteras, en tierra de nadie y sin responsabilidades de ningún tipo.

Eusebio Nsue es uno de sus ilustradores. Ha trabajado desde Guinea Ecuatorial poniendo imágenes al dolor, una tarea que confiesa "no ha sido sencilla": "Cada dificultad que ellos tenían en la historia la sentía yo", comenta acerca de un trabajo tan exigente como relevante. "Creo que hay que dar voz a nuestro continente, exponer las situaciones que viven, las realidades".

Tragedia y silencio

Sin organismos oficiales involucrados en la identificación de los cadáveres, la tarea recayó en el círculo más cercano de los fallecidos. Durante meses, a través de grupos de Facebook se pedía información sobre unos y otros. Algunos como Hanin fueron identificados por otros migrantes por su popularidad. Quienes llegaron solos hasta los campamentos del monte Gurugú fueron condenados al anonimato de la muerte sin marcar.

"Cada dificultad que ellos tenían en la historia la sentía yo al dibujar"

A los pocos meses, el Ministerio del Interior exoneró a todos los agentes presentes en la valla aquel día. Los vídeos que se tomaron durante el salto muestran la brutalidad policial marroquí, golpeando y arrojando cuerpos a diestro y siniestro, sin importar si caían a uno u otro lado. El gobierno marroquí no continuó con la investigación e impuso multas y cárcel para los detenidos.

Tres años después, esta novela gráfica trata de asomarse a las vidas de estos Nadie. Intentando devolver nombre y dignidad a quienes murieron entre dos países que siguen negando respuestas y un nombre sobre sus lápidas.

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