Noam Chomsky y Nathan J. Robinson

Editorial: Ariel

Traducción: María Serrano

Año de publicación original: 2024

Noam Chomsky lleva más de cincuenta años siendo la piedra en el zapato de los Estados Unidos. A sus 96 años, el lingüista representa una voz todavía discordante con la historia y la política de su país, concentrada en decenas de libros y cientos de conferencias, artículos y clases. Sus libros suponen un ejercicio de memoria cargado de futuro y este recorre algunos de los puntos principales de su pensamiento.

'El mito del idealismo americano' es fruto de la colaboración entre Noam Chomsky y el periodista Nathan J. Robinson

El mito del idealismo americano es fruto de la colaboración entre Noam Chomsky y el periodista Nathan J. Robinson. Un recorrido por los momentos estelares de la política exterior estadounidense, en el proceso de convertirse en "policías del mundo", en palabras del músico Phil Ochs, en su canción Cops of the world.

"Somos dueños de la mitad del mundo, oh, ¿puedes verlo?

El nombre de nuestra ganancia es el de la democracia

Así que, te guste o no, tendréis que ser libres

Porque somos los policías del mundo".

Accionistas mayoritarios del mundo

Leo D. Welch, presidente de la Standard Oil Company, veía a Estados Unidos con "la responsabilidad del accionista mayoritario en esta corporación llamada mundo". Un título perfecto para un país que, a partir de la II Guerra Mundial, dejó a un lado "objetivos, vagos e irreales como los derechos humanos o la mejora del nivel de vida", para centrarse en "términos puramente de poder", como afirmaba el jefe del Departamento de Estado, George Kennan a finales de los años 40.

Chomsky denuncia la promesa, repetida hasta la saciedad, de que Estados Unidos vela por "promover principios universales"

El "idealismo wilsoniano" fue plenamente adoptado por figuras como la del ex secretario de Estado Henry Kissinger, tomando la propagación de valores democráticos como pretexto para mantener una política exterior abiertamente colonial y expansionista. Una agenda falsamente disfrazada bajo la idea de un nacionalismo que esconde tras el lema de "nosotros, el pueblo" los intereses de una reducida élite política y económica.

Chomsky denuncia la promesa, repetida hasta la saciedad, de que Estados Unidos vela por "promover principios universales", añadiendo que para llegar a ese punto fue necesaria la reincorporación de elementos de control social que ya estaban presentes en la estructura política de países con pasados fascistas.

Reinventar el fascismo

El Partido Comunista Italiano consiguió movilizar a decenas de miles de milicianos que expulsaron a las tropas nazis durante la II Guerra Mundial. Lo cual no impidió que Estados Unidos se encargase de que sindicatos y grupos de izquierdas fuesen sustituidos por elementos de la represión policial y política de la Italia de Mussolini.

La CIA llegó a financiar golpes de Estado, actos terroristas y asesinatos en medio mundo

Repitieron la misma estrategia en Japón, donde se apartó de sus funciones a 30.000 trabajadores gubernamentales bajo sospecha de "actividad comunista", reincorporando a elementos reaccionarios que actuarían como aliados anticomunistas. Lo mismo ocurrió en Grecia, con la intercesión del gobierno de Estados Unidos en una guerra contra el gobierno provisional griego que dejó 160.000 muertos para establecer un sangriento régimen autoritario.

Las injerencias continuaron contra el gobierno coreano antifascista que había resistido frente al imperialismo japonés, provocando una guerra que todavía divide en dos la península. A estas tácticas se le sumaron en las décadas siguientes las operaciones de la CIA que llegaron a financiar golpes de Estado, actos terroristas y asesinatos en medio mundo.

Proamericanos o antiamericanos

Noam Chomsky sitúa en otro 11S, el de 1973, un gran cambio de paradigma para Latinoamérica. El de un férreo control sobre el Cono Sur, tratando en todo momento de convertir a sus países en dependientes de la economía estadounidense. El asesinato en Chile del presidente electo, Salvador Allende, forjó una relación entre el dictador Augusto Pinochet y Estados Unidos que vino a alertar al resto de que salir del paraguas yanqui tenía un alto precio.

El monopolio de la violencia en el mundo debe ir acompañado de un potente aparato propagandístico

Chomsky denuncia que Estados Unidos cambió cualquier tipo de valoración moral para forzar la balanza de sus decisiones a favor de los intereses del país. El senador por Arkansas, Tom Cotton, lo definió así: "Nadie ha confundido a Somoza, el Sha o Mubarak con las Hermanitas de los Pobres [...] Lo que importa no es si un país es democrático o no, sino más bien si es proamericano o antiamericano".

El investigador defiende que este tipo de lenguaje, que enuncia las bondades de la libertad made in USA, necesariamente ignora el dolor de las víctimas que genera. El monopolio de la violencia en el mundo debe ir acompañado de un potente aparato propagandístico.

En 2004, la periodista Ashleigh Banfieldfue despedida de la NBC "después de criticar la invasión de Irak" y las cámaras que acompañaron a los soldados "disparando sus M16 contra un edificio, no mostraban 'dónde caían esas balas", explica el propio autor en El mito del idealismo americano.

El mito del idealismo americano

Habiendo abarcado en esta reseña solo una pequeña parte del círculo de influencia de Estados Unidos, queda el resto del mundo a disposición del lector. Chomsky sigue demostrando contar con una mirada esencial para comprender los tiempos en que hemos vivido, vivimos y viviremos. La puerta de entrada perfecta para quien quiera adentrarse en la obra de uno de los pensadores más importantes del siglo XX, todavía vigente en lo que llevamos de XXI.

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