Ali Smith

Traductora: Magdalena Palmer

Editorial: Nórdica Libros

Año de publicación original: 2024

El mundo que nos propone Ali Smith en Gliff se parece lo suficiente al nuestro como para que ambos se confundan. En definitiva, todo se reduce a los datos y a lo que estos nos permiten discernir sobre algo o alguien. En ese aspecto ambos mundos —aquél y este— son similares. Aunque en el que describe la escritora, esa misma información dispensa oportunidades, a través de un gobierno central, en función de nuestras aptitudes y, si el sistema no te reconoce, no hay ninguna reservada para ti.

En 'Gliff' las niñas intentarán zafarse de un gobierno omnisciente, crecer y descubrir algunas realidades incómodas

La nueva novela de la escritora escocesa pone en su centro a dos niñas, Bri y Rose, sobreviviendo solos después de una emergencia familiar, en una ciudad extraña, en un país no menos peculiar donde la vigilancia es parte del día a día. Una especie de distopía, muy cercana a la nuestra, colindante casi a nuestra realidad.

A lo largo de Gliff, las niñas intentarán zafarse de un gobierno omnisciente, crecer y descubrir algunas realidades incómodas. Pero, sobre todo, tratarán de asentar en la cabeza del lector la noción de que no hay que resignarse, que todo podría ser de otra forma, incluso en un mundo encorsetado por la información de quienes, a priori, creemos conocer. En un universo en el que el significado de las cosas que nos determinan podría no significar absolutamente nada.

Un caballo llamado Gliff

Gliff es el resultado de los muchos cambios fonéticos que sufren las palabras que pronuncia Rose, la menor de las dos hermanas. La unión de gris y naif (inocente en inglés) nombra a un caballo que encuentran paciendo en un campo cercano. Es otro niño quien les explica que esos animales pertenecen a su familia y su destino es el matadero.

Smith usa la mirada infantil para explicar algo imposible de entender como adultos

Las niñas desconocen muchos de los términos que aquel niño utiliza. No aprendieron, como él, a través de un dispositivo electrónico amarrado a su muñeca —encargado también de vigilar cuanto dice y ve para recopilar datos sobre su persona—. Lo hicieron con su madre, en casa y al margen de aquel sistema. Una anomalía en un tiempo en el que todo debe ser medido, explicado y anotado para determinar quién es quién.

Son sus protagonistas los encargados, a medida que transcurre la novela, de darse cuenta de que la suya no es una vida normal dentro de aquel mundo. Que su forma de hablar no se parece a la de los otros niños, que su realidad no está medida por los mismos datos. No es casualidad que sea una mirada infantilla que Smith utilice para explicar algo imposible de entender como adultos: el fin de nuestra civilización.

Los inverificables

Una línea roja rodea la morada de aquellos que no se encuentran en el sistema, de los tullidos, incapaces, genéticamente inferiores, pobres y demás ralea discriminada por un gobierno omnisciente que los señala como "inverificables". Bri y su hermana Rose son eso precisamente, habitan un margen gris donde nadie puede decir realmente quiénes son o qué están haciendo, ni siquiera el sistema que las persigue.

Sus protagonistas habitan un margen gris en el que nadie sabe quiénes son o qué están haciendo

Solas y en un mundo cuyas reglas nadie se ha molestado en explicarles, tendrán que interpretar lo que ven para adaptarlo a lo que conocen. Ali Smith maneja el lenguaje de la fascinación infantil, la incomprensión de un mundo adulto que se desborda desde la mirada de ambas hermanas y se vuelve cada vez más absurdo.

Tiempos difíciles

Considerada por algunos críticos como la autora escocesa que más cerca está de ganar el Nobel de Literatura, Ali Smith lleva publicando relatos y novelas desde finales de los años 90, obteniendo por ellas multitud de premios. Su Cuarteto estacional, compuesto por las novelas Otoño—preseleccionada para el Premio Booker—, Invierno, Primavera y Verano —ganadora del Premio Orwell— le valió el aplauso unánime de la crítica.

Ali Smith anticipa en su novela tiempos difíciles para los seres humanos

Las novelas de Smith tienen algo de Dickensy Gliff bien podría ser una extensión de Tiempos difíciles y de aquel personaje de Tom Gradgrind que deseaba que sus alumnos solo usasen datos y cifras exactas para interpretar el mundo. Para el británico, aquel sistema educativo trataba de evitar cualquier tipo de metáfora o lenguaje figurado que no se adecuase a la realidad más estricta. Tildando todo lo demás como falaz.

Inquiría a sus alumnos, precisamente, sobre qué era un caballo y les instaba a responder a salto de Enciclopedia británica, enunciando órdenes naturales y reinos animales, sin lugar para la literatura o la mera observación infantil.

Gliff anticipa también unos tiempos difíciles, como presagiaba Dickens, porque describe nada más y menos que eso. Algo que está por venir, la pérdida progresiva de nuestra capacidad de transformación de una realidad parapetada en datos y más datos: tiempos difíciles para quien quiera seguir siendo humano.

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