Rafael Vidal, superviviente de la tragedia, recuerda que hasta Spanair está de acuerdo en que si hubiese sonado la alarma de configuración del despegue no se hubiera producido el accidente. Vidal señala que lo más importante de la investigación es que se averigüe por qué no sonó esa alarma. Sin embargo, “¿cuál es la conclusión del informe? No se sabe por qué no saltó la alarma”, lamenta el superviviente.

Esteban Maestre, abogado penalista de la AVJK5055, explica que el avión siniestrado es un avión que tiene un comportamiento  que no es normal desde el principio “porque estando ya en posición de despegue los pilotos detectan una anomalía”.

Maestre cuenta como antes del accidente un marcador de calefacción está funcionando en tierra y dice 99 grados. “La preocupación tiene que ser muy gorda porque los pilotos con esa observación llaman al centro de control, que es una conducta muy extraña, y vuelven para que se revise porque no están seguros de que volar sea la decisión correcta”, asegura.

“Los técnicos encargados de identificar la pieza rota no la identificaron, sencillamente aislaron el síntoma”, según el abogado.   Maestre explica también que “el accidente se produce porque los pilotos tienen una indebida configuración del sistema de despegue. No se han puesto en posición unas pequeñas piezas auxiliares de las alas, denominadas flats y slaps, que sirven para tomar impulso cuando el avión sube".

Antonio Bazán, Doctor Ingeniero en Telecomunicaciones, señala que no se buscó el origen del problema: “La avería que condicionó el accidente fue que el sistema de alerta de la configuración adecuada de despegue no funcionó.  Además, se muestra seguro de que si hubiesen  funcionado los pilotos hubieran notado que había una configuración errónea y habrían tenido tiempo para cambiar esa configuración y evitar el accidente.