Hubo un tiempo en el que Ignacio González se interesó por el mundo del arte. La agentes encargados del caso Lezo han descubierto las operaciones de compraventa que el expresidente de la comunidad de Madrid realizaba, según la investigación, para lavar dinero: "Las casas de subastas pueden ser instrumentalizadas para el blanqueo de capitales".

Subastas organizadas por la firma de su mujer, Lourdes Cavero, también investigada en el caso. La Guardia Civil reproduce en el sumario conversaciones que González tenía con inversores para la venta de estos lotes: "Ignacio le dice, que tiene las valoraciones y las tasaciones y que se las va a enseñar. Que a ver de dónde salen los números, que hay una diferencia brutal. Alejandro le dice que del 50%. Ignacio le dice que no, que la valoración está en unos ocho millones de euros".

Pero su interés no solo se quedaba en los cuadros: "Interés que mostró el expresidente de la Comunidad de Madrid por relojes de lujo de la marca Rolex y Breitling".

Los investigadores denuncian que el tren de vida del matrimonio no coincide con los salarios del exdirigente. Según el sumario, entre los dos elegían a qué artículo de lujo había que poner el ojo: "Explica que se encuentra saliendo de la casa de subastas Segre preguntando a Lourdes si ha visto algo interesante, a lo que finalmente Ignacio González responde que no, salvo un colgante veneciano que ya le enseñará". Cuadros y joyas que forman parte de una fortuna de Ignacio González que la Guardia Civil sigue intentando localizar.