Se le da muy bien guardar silencio ante las preguntas sobre su relación sexual con Donald Trump y con la mirada lo dice todo, pero quiere poder hablar y para hacerlo necesita que se invalide este contrato de confidencialidad que firmó justo antes de las elecciones que ganó Trump.

La clave para ganar la batalla judicial es que Trump, bajo el pseudónimo de David Dennison, nunca firmó el documento. Ahora, esta actriz porno pretende que los tribunales le permitan explicar con todo lujo de detalles su affaire con Trump y mostrar las pruebas que su abogado dice tener.

Pruebas que, según el contrato, debía entregar a Trump fueran documentos, lienzos, letras, grabaciones en todo tipo de soporte. Pero, la importancia de este caso va mucho más allá de conocer los detalles de esa relación.

Stormy Daniels cobró 130.000 dólares por guardar silencio, en plena campaña electoral, a través de una sociedad. El abogado del presidente, que gestionó todo desde su correo de la organización Trump, dice que lo pagó él de su bolsillo. Esto podría suponer una donación ilegal a la campaña. Si lo pagó Trump realmente, debería haberlo reportado.

Las mentiras fueron lo que acabaron con Bill Clinton afrontando un juicio político tras ser denunciado por acoso y tras el escándalo Lewinsky. Ahora, la historia podría repetirse con Donald Trump.