En 1995 Susan Sarandon dio vida en el cine a la monja Helen Prejean. La película 'Pena de muerte' no sólo le dio un Óscar a la actriz y la nominación a Sean Penn: se convirtió en todo un alegato contra la pena de muerte en Estados Unidos. Más de 20 años después del éxito cinematográfico hemos conocido en Madrid a la verdadera Helen Prejean.

A sus 78 años esta monja ha acudido al estreno en el teatro real de la ópera basada también en su vida, 'Dead Man Walking': "Soy un testigo importante, lo he visto seis veces, tres electrocutados y tres por inyección letal. Y el poder de esta ópera es que muestra a la gente todo el proceso de la pena de muerte", ha comentado Prejean.

Tanto la ópera actual como la película del 95 muestra el sufrimiento de los familiares de las víctimas de asesinato, pero también profundiza en el sufrimiento del propio asesino. Para Helen la culpa no es sólo de él: "Tendemos a individualizar la culpa, a decir que esa persona es una completa aberración, que no tiene nada que ver con nosotros. Pero tiene que ver todo con nosotros como sociedad".

En el caso de su país, Estados Unidos, Helen carga contra la libertad de la posesión de armas: "No tengo miedo a que alguien aquí en Madrid venga con un rifle de asalto y dispare a todos en la plaza", explica la monja. Por eso la verdadera monja que inspiró esta ópera y esta película firmaría ahora mismo las últimas palabras de Sean Penn antes de ser ejecutado: "Que matar es un error, no importa quien lo haga, sea yo, ustedes o sea el Gobierno".