La investigación, que se inició hace dos años y que todavía tiene que desarrollarse, será presentada en Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor que se celebrará en Palma de Mallorca el próximo mes de mayo.

Básicamente, el método consiste en grabar imágenes de vídeo de una persona cuando no tiene dolor y después cuando se le produce un estímulo doloroso, y recoger las reacciones de los músculos de la cara.

A través de un intenso trabajo informático se ha conseguido un algoritmo que en las pruebas realizadas hasta ahora han permitido que el sistema coincida en más de un 80% con la estimación subjetiva del paciente de su nivel de dolor.

Este estudio está coordinado por el jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de Álava, Enrique Bárez, que ha explicado que el objetivo es acertar en el diagnóstico del nivel del dolor de un paciente para "no sobretratarlo ni inframedicarlo".

El problema reside en que hay pacientes que no saben interpretar las tablas de dolor que se utilizan universalmente, del cero al diez, o que no pueden expresarlo porque sufren algún tipo de demencia o son demasiado jóvenes o mayores.

También este método servirá para pacientes que se encuentran sedados y que por esa razón no les resulta fácil manifestar el grado de dolor que tienen. Por eso se ha buscado un método que "objetive" una manifestación que hasta ahora siempre ha sido subjetiva, la del dolor.