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Solo quedan unos 200 tejos envejecidos en el norte de Cáceres

Solo quedan unos 200 tejos envejecidos en el norte de Cáceres

Los incendios, el pastoreo y las altas temperaturas han propiciado la fragmentación de las poblaciones de tejos y las dificultades para la polinización en Extremadura. Un estudio demuestra que la germinación en estos ambientes marginales se ve afectada porque los roedores consumen casi la totalidad de las semillas del tejo, del que solo quedan 200 ejemplares envejecidos.

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Muchos árboles acompañan cuentos y leyendas populares. El tejo es una de estas especies, considerada sagrada para los celtas y envuelta en un especial halo de misterio gracias a su longevidad –puede vivir hasta 2.000 años– y las propiedades medicinales de algunos de sus componentes, el taxol, un alcaloide utilizado en el diseño de fármacos anticancerígenos. 

El tejo (Taxus baccata L.) es el único árbol catalogado como especie en peligro de extinción por el Gobierno de Extremadura. Por ello, esta especie ha sido objeto de investigación por parte de la Universidad de Extremadura (UEx). El trabajo, iniciado en 2002, ha permitido estudiar la conservación de más de 20 especies arbóreas amenazadas para remediar su estado de conservación.

Los resultados advierten que el tejo vive en un ambiente marginal y en condiciones desfavorables en Extremadura. Son poblaciones fragmentadas, separadas por largas distancias que impiden la polinización necesaria para la regeneración de la especie.

Unos 200 ejemplares en Extremadura

Los expertos de la UEx han identificado y localizado unos 200 ejemplares en un inventario y en un mapa de esta especie en Extremadura. Esta localización previa ha permitido realizar el estudio en las tres zonas con una densidad de población relativamente alta, en torno a 20 y 30 árboles: Nuñomoral en las Hurdes, que acoge la reserva más grande de tejos, Garganta de Cuartos en Losar de la Vera y Garganta de los Papúos en el Valle del Jerte.

"El tejo es una especie relativamente común en el nordeste de Europa. En el sur de Europa y Norte de África se hace cada vez más raro debido a las sequías, los incendios forestales y el pastoreo excesivo. Todo ello ha acentuado el declive y aislamiento de la especie", afirma Fernando Pulido, investigador de la UEx, Fernando Pulido y responsable de esta investigación.

En la Península Ibérica y en Extremadura, el tejo habita en zonas húmedas de montaña cerca de arroyos. "En este sentido, su inaccesibilidad se convierte en su mejor protección frente a la amenaza del fuego y pastoreo", sugiere Pulido.

Los enemigos del tejo

"La peculiaridad del tejo es que hay árboles macho que generan polen pero no frutos, y árboles hembra que producen sólo frutos", explica el científico. Para que la especie se reproduzca, el polen tiene que llegar hasta los ejemplares productores de frutos y polinizarlos. Sin embargo, las grandes distancias entre los ejemplares obstaculizan la polinización.

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigación dividió los árboles en dos grupos: el primero polinizado de manera natural y el segundo polinizado artificialmente. Esta metodología permitió a los investigadores comprobar que los tejos polinizados de forma artificial multiplicaron por tres la producción de frutos. Así, la ausencia de polen, y no otros factores, es la causa que está detrás de la disminución de frutos. 

Además, los científicos encontraron otro problema añadido a la polinización y que afecta también a la regeneración de la especie en ambientes marginales. Los frutos del tejo están formados por un arilo rojo que envuelve la semilla. Su vistoso color atrae a los pájaros y mamíferos que comen la parte carnosa y blanda del fruto, expulsando así la semilla. De esta manera, los animales favorecen la diseminación de las semillas y su germinación, ya que se trata de una especie gimnosperma, como los pinos y abetos.

No obstante, los investigadores comprobaron que el consumo de las semillas por parte de los roedores impide en muchos casos la germinación de estas. Es el caso sobre todo en poblaciones marginales de tejos donde las tasas de recogida de semillas por los roedores ascienden hasta un 92,5%, mientras que en grandes concentraciones los valores registrados son de 65,4%.  

La consecuencia de la marginación ecológica es evidente. Sin polinización no hay frutos, y por tanto, tampoco semillas, y sin semillas no se produce la regeneración y nacimiento de nuevos árboles. "Los tejos que sobreviven en Extremadura son ejemplares viejos, se están muriendo y la población no se regenera, de manera similar a lo que está ocurriendo a las encinas en la dehesa extremeña", señala Pulido. Ahora sólo falta aplicar las medidas de mitigación propuestas por los expertos para favorecer la regeneración de la especie.

Referencias bibliográficas:

R. Sanz & F. Pulido.  “Pollen limitation and fruit abortion in a declining rare tree, the Eurasian yew (Taxus baccata L.): A reproductive cost of ecological marginality”. Plant Biosystems (2014)  doi: 10.1080/11263504.2014.976290

R. Sanz & F. Pulido. Post-dispersal seed depletion by rodents in marginal populations of yew (Taxus baccata): consequences at geographical and local scales. Plan Species Biology (2014) doi: 10.1111/1442-1984.12030

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