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REDES SOCIALES

Todas las razones por las que el padre del software libre desaconseja usar Facebook

El gurú tecnológico es muy crítico con la red social y sus posibles riesgos.

Richard Stallman

Richard Stallman Wikipedia

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Richard Stallman es el considerado padre del software libre, su mayor cabeza visible en todo el mundo, y su máximo predicador. Entre sus logros está la creación, a finales de los noventa, de GNUPedia, normalmente señalada como la predecesora de la Wikipedia.

Lleva años recibiendo distinciones por su papel en este campo y, a sus más de 60 años, continúa ejerciendo una defensa activa del mismo.

Su último y afiladísimo dardo ha apuntado hacia Facebook, diana habitual de Stallman por sus prácticas en torno a la privacidad del usuario y el uso que hace la red de sus datos de cara a la explotación comercial para sus anunciantes.

En un extenso artículo, Stallman ha ido enumerando los argumentos por los que, en su opinión, no deberíamos utilizar Facebook. Como era de esperar, todos en torno a lo que hace la red social de Zuckerberg con nuestros datos… e incluso algunas prácticas que no suelen ser muy conocidas por el público.

Para empezar, habla de la política de uso de nombres reales, que Facebook ha endurecido en los últimos tiempos (pese a que anunció que moderaría) y sólo relaja en los casos donde hay señales evidentes de acoso potencial a ciertos usuarios.

Por supuesto, Stallman también se refiere a la censura de ciertos contenidos y páginas. Especialmente con ejemplos de naturaleza política, donde Facebook ha sacado a relucir su nada neutral criterio a la hora de suprimir según qué contenidos.

La larga lista de peligros

Ahí también entra el papel del algoritmo, para lo cual es pertinente recordar que por ser así no tiene que indicar que sea neutral. Un algoritmo viene configurado por la voluntad de su creador, y comparte criterio con él.

Stallman prosigue con un extenso apartado sobre la privacidad: Facebook, desde el momento en que conquistó nuestros smartphones con su app, es capaz de saber cuándo nos despertamos, qué fotos tenemos en nuestro móvil (incluso sin subirlas, recientemente comenzó a escanear la galería en segundo plano), tiene acceso a nuestra lista de contactos, y a todo ello se suma la larga lista de información nuestra que posee.

En el margen, curiosos añadidos como el “experimento” que hizo Facebook para almacenar el texto que escribimos en estados y comentarios sin llegar a publicarlos, o una de sus próximas novedades: rastrear el movimiento de nuestro cursos, incluso el que hacemos sin llegar a clickar en ningún enlace.

De fondo, el papel de Facebook para la NSA como el más grande fichero de datos personales y relaciones que la inteligencia norteamericana jamás pudo ni soñar.

A todas estas razones se les suman otras como el papel de Facebook a la hora de realizar ingeniería fiscal para minimizar sus tributos, las implicaciones psicológicas de un perfil de Facebook y cómo se percibe desde fuera, o el control que la red está ejerciendo, de forma progresiva, sobre los medios.

Es sencillo: si no estás en Facebook, más bien no estás. Y cada vez más, si quieres estar dentro, has de pasar por el aro de sus exigencias. ¿Quién le regula a él?

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