LA MEJOR VERSIÓN DE ANDROID
Android Lollipop: la minoría dentro de la mayoría
La última versión del sistema operativo de Google, Android 5.0 Lollipop, es la mejor hasta la fecha. En varios aspectos es incluso la mejor plataforma del mercado. Por desgracia los usuarios no lo pueden saber, ya que no está presente ni en un 0,1% de los dispositivos.

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Android domina el mercado, pero la fragmentación siempre ha sido uno de sus mayores problemas ya que es una complicación para desarrolladores y usuarios. La cuestión es que si ya con Kit Kat (Android 4.4) tenía un sistema operativo excelente, con Lollipop se ha superado. Pero a 1 de diciembre (los últimos datos disponibles en el momento de redactar este texto) esta versión no ha llegado siquiera al 0,1% de los dispositivos. Es decir, ni siquiera aparece en sus estadísticas.
Para que esto cambie deben entrar en juego los fabricantes, que tienen que adaptar Lollipop a sus terminales y -por desgracia- a sus capas de personalización. Esto significa que cuando Android L llegue a los usuarios de móviles de Samsung, Sony o LG, lo hará con un lavado de cara que podría hacer que todas sus mejoras no valgan para nada. Solo Motorola respeta en cierta medida el aspecto original, aunque también introduce pequeños cambios.
Y es una lástima, porque Android 5.0 es lo mejor que ha hecho Google en este sector. Material Design, las nuevas directrices de diseño, se ve espectacular, fluido y elegante, pero sin perder ese toque atrevido y hasta entretenido de Google. Esto se nota especialmente -como es lógico, por otro lado- en las aplicaciones desarrolladas por el buscador. Da igual cuál sea el programa: todos lucen simples y atractivos, desde los contactos a la calculadora, pasando por el correo o los mapas.
El lavado de cara ha sido total y se han cambiado hasta los iconos de estas aplicaciones. Pero aquí entra de nuevo la fragmentación: salvo unas pocas compañías enormes (Facebook, Twitter o Telegram, por ejemplo), la mayoría aún no ha actualizado el diseño de sus apps e iconos, lo que da lugar a una experiencia inconsistente. Y, claro, cuando el cambio solo lo entendería en su contexto el 0,1% de los usuarios, no hay prisa.
Pero Android L no solo entra por los ojos. Las novedades van mucho más allá de los estético y se han incluido nuevas funciones, como un modo de ahorro de batería -y de problemas- que alarga la vida útil del teléfono en esas últimas horas del día a las que muchos dispositivos no llegan sin una carga adicional. No hace milagros, pero casi.
Otro cambio útil y que da una sensación de mayor personalización es la posibilidad de mostrar notificaciones en la pantalla de bloqueo. Cada usuario puede decidir cuáles quiere ver (todas, ninguna o algunas determinadas) y podrá descartarlas sin necesidad de desbloquear el terminal. En este sentido, también es muy práctico el modo No molestar, que desactiva las notificaciones menos importantes en momentos en los que queramos esa paz que niegan los teléfonos inteligentes.
Lo mejor es la sensación de que Google no se ha limitado a incluir herramientas sin ton ni son, sino que ha prestado atención a las necesidades de los usuarios, algo que se nota en detalles en apariencia más 'tontos', como la presencia de la linterna en la barra de acceso directo a los ajustes o las distintas funciones de privacidad. Ahora es posible crear perfiles de invitado o fijar aplicaciones para que tu amigo cotilla pueda hacer fotos sin tener acceso a WhatsApp.
En definitiva, la L es para Android lo mismo que para alguien que se acaba de examinar del carnet de conducir: lo mejor que le podía pasar. Sin embargo, este nuevo mundo de posibilidades está limitado, en una caso por el precio de la gasolina y la disponibilidad del coche familiar y en el otro por los pocos dispositivos a los que ha llegado (los últimos Nexus y algunos terminales de Motorola, básicamente). Eso sí, las cosas podrían cambiar pronto.
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