Susan Sarandon, tú no inventaste el selfie: fueron ellos

Olvida el tuit que se convirtió en viral. Olvida la autofoto de Susan Sarandon y Geena Davis. Olvida aquella secuencia de dos mujeres huyendo en un Thunderbird descapotable del 66, en el filme 'Thelma y Louise'.

Regresa, como digo, al concepto, al verdadero concepto. Imagina que no tienes móvil, ni cámara de fotos ni tableta. No se había creado ni Twitter, ni Instagram ni Facebook, ni Snapchat.

Y nadie pronunciaba la palabra selfie y ningún lingüista reprochaba que no la escribiéramos en castellano como autofoto. Tampoco Samsung había pagado 20 millones de dólares por una instantánea de Ellen DeGeneres. Ni Barack Obama ni Helle Thorning Schmidt gobernaban en Estados Unidos y Dinamarca.

Inventors of the #selfie at it again. #ThelmaAndLouise pic.twitter.com/1yvbF8j4fF

— Susan Sarandon (@SusanSarandon) junio 19, 2014

Nada de todo esto existía; pero sí, insisto, el concepto. Por eso, Susan, Geena, pese a que vuestra foto “Las inventoras del selfie…” la hayan retuiteado casi 28.000 veces, tendríamos que recordar…

… a Leonardo da Vinci, pintor, escultor, científico. Este es el único autorretrato que tenemos, ¿de 1512?; y uno de los grandes iconos del Renacimiento.

Y a Rembrandt van Rijn, y este lienzo de 1659 del mayor portento del siglo XVII, con permiso de nuestro Velázquez. Rembrandt sí fue uno de los grandes maestros del retrato y del autorretrato, con varios cuadros en diferentes etapas de su vida.

O ya en pleno siglo XIX, a un genio llamado el loco del pelo rojo: Vicent van Gogh, y este autorretrato suyo de 1889 con la oreja vendada tras seccionársela.

O a un jovencísimo y bohemio Pablo Picasso, en 1901, justo en su etapa parisina, con apenas 20 años y en su Periodo Azul.

Y al dolor que Frida Kahlo, siempre Frida, allá por 1944, nos mostró con su columna rota, a causa de un accidente en un autobús durante su adolescencia.

Por eso, Susan, todos entendemos la ironía; pero ‘los inventores del selfie’ fueron ellos. Y antes que ellos, obviamente, otros, porque la pintura, como cualquier otra disciplina artística, bebe de la propia pintura.

Y lo que hoy es un móvil, antaño era un preciso pincel: selfie o autorretrato. Porque casi nadie inventa nada nuevo: todos nos apropiamos de algo antiguo; y luego le cambiamos el nombre.