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LA FÓRMULA MÁGICA DE LA FAMA

¿Cómo funciona el algoritmo que decide quién se hace famoso en YouTube?

¿Quieres que tus vídeos tengan cientos de miles de reproducciones como los de El Rubius? ¿Ansías la fama pasajera y volátil de los 'youtubers' o simplemente quieres vivir (casi) del cuento como ellos? No, no tenemos el secreto. Lo sentimos. Pero sí os podemos dar alguna que otra clave para que no se os haga tan cuesta arriba.

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No es un misterio a estas alturas que YouTube se ha convertido en un negocio lucrativo para muchos. Los 'youtubers' con cientos de miles de seguidores se embolsan sumas muy respetables de dinero todos los meses gracias a la publicidad: tanto a los anuncios que la propia Google permite poner al principio de los vídeos –y de los que se queda un porcentaje– como a los acuerdos de 'product placement' o patrocinio a los que puedan llegar con marcas o agencias de publicidad.

Todos hemos visto, por ejemplo, a JPelirrojo en los 'spots' de Worten:

Pero tampoco vamos a profundizar mucho más en esta cuestión, que ya está muy vista. Nos vamos a ir directamente a la pregunta del millón: ¿cómo se hace para escalar posiciones en YouTube y convertirse en una estrella capaz de generar ingresos para vivir exclusivamente de los vídeos? Aparte de caer bien a la gente, que es fundamental, ¿hay algún otro truco?

Pues, oye, conocer el funcionamiento interno de la plataforma ayuda bastante. Igual que se aprende SEO (posicionamiento en buscadores) para pujar por los primeros resultados en Google, hay cosas que se pueden hacer para medrar en YouTube. De hecho, muchas son idénticas porque, al fin y al cabo, la empresa y la filosofía que están detrás son las mismas.

Y sí, es cierto que el algoritmo de YouTube es mayormente secreto, pero sus responsables van deslizando información con cuentagotas que nos sirve para hacernos una idea aproximada de los criterios que siguen a la hora de jerarquizar los resultados de búsqueda y recomendar nuevos vídeos a los usuarios.

Recientemente, Christos Goodrow, jefe de los ingenieros de YouTube, soltó algunas perlas en una entrevista con Computerphile. Tampoco nos dio la fórmula del rey Midas, pero algo es algo. Primera prioridad, de máxima importancia: el contenido. Tienes que mimarlo. ¿Y eso qué significa? Vamos a guiarnos por lo que hacen los 'youtubers'. Calidad de imagen: tampoco es primordial. Guión: bien sabes que no. Don de la oportunidad: eso viene bien. Don de gentes: sobre todo.

¿Y eso es todo lo que sabemos? Es lo primordial, pero conocemos algún detalle más. Por ejemplo, sabemos que el algoritmo no es precisamente una sola función, ni siquiera una muy compleja. Lo confirmó el propio Goodrow: “Diría que está fácilmente en el millón de líneas […] Yo pienso en él como montones de pequeñas piezas que tratan de conseguir la misión global de conectarte con lo que estás buscando o lo que nosotros pensamos que podrías querer ver”.

Ese algoritmo organiza los vídeos en base a una serie de criterios o “señales”, como ellos las llaman. La más célebre es el número de reproducciones, pero no es la única. Ni siquiera, a día de hoy, la más importante. “Hace cinco años, el número de reproducciones era una de las mejores señales que podías encontrar para determinar la calidad del vídeo”, afirma . “Desde entonces hemos encontrado otras cosas que son incluso mejores”.

“Si solo jerarquizásemos por número de reproducciones, nunca verías vídeos nuevos. Si buscases 'accidente de avión' después de un accidente de avión, siempre verías el accidente de avión más antiguo que tuviéramos”, explica. “Si queremos tener algún vídeo nuevo no podemos jerarquizarlo todo por número de reproducciones”.

¿Y entonces? ¿Qué otros criterios emplean? “Una de las señales que empezamos a utilizar hace un par de años fue el tiempo de visualización. Nos dimos cuenta de que, cuando la gente buscaba vídeos, a menudo veían uno que parecía ser el que querían, pero luego entraban y no lo era realmente. Probablemente tenía una miniatura engañosa o un título que era particularmente engañoso...” La solución la encontraron gracias a un combate de boxeo.

Resulta que determinada pelea atrajo la atención de un buen número de usuarios, que parecían buscar el vídeo de un golpe en concreto (probablemente el del K.O.). Cuando introducían los términos de búsqueda, el vídeo que salía en primer lugar mostraba como miniatura una foto precisamente de ese golpe, dando a entender que se trataba del vídeo correcto. Pero no. Cuando hacías clic salía un tipo comentando la velada.

No obstante, en la columna derecha, la de relacionadas, aparecía otro vídeo peor titulado y con una miniatura poco atractiva, que sí recogía la escena buscada por la gran mayoría de usuarios. ¿Cómo lo supieron los responsables de YouTube? Porque las visitas al primero de los vídeos, pese a su mejor posicionamiento, duraban solo unos segundos. “La gente tiende a saber muy rápido si el vídeo en el que han aterrizado es el que estaban buscando o no”, sentencia Goodrow.

Ten esto en cuenta a la hora de aportar contenidos, sobre todo si tienen que ver con la actualidad. Y también has de tener presente que YouTube modifica a menudo el algoritmo, “unas 50 o 100 veces al año, por lo que solo la calidad del contenido” es un criterio estable al que aferrarse. Y ya. Poco más. Prácticamente todo lo demás es secreto.

¿Y por qué tanto misterio?, te preguntarás. Tiene todo el sentido. Se trata de proteger la efectividad de la herramienta y, de paso, asegurar que sigas encontrando contenido relevante cuando buscas en YouTube. “Dependemos de qué la información provenga de auténticos usuarios que están de verdad buscando cosas. Si en lugar de eso vinieran de un robot que no está buscando nada, sino que está tratando de asegurar que un vídeo en particular se muestre en lo más alto de los resultados de búsqueda o tenga un número tremendo de reproducciones, entonces no podríamos seguir usando esa información”. Alto y claro, amigos. Luego no digáis que no os lo hemos advertido.

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