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¿Un Whatsapp que avisa de atentados en tu ciudad? No reenvíes: es un bulo

A veces, los bulos son simples bromas. Otras, pueden adquirir una preocupante relevancia y convertirse en un serio problema, que provoca incluso alteraciones del orden público. Aprende a identificarlos y a reaccionar con rapidez.

No reenvíes mensajes sin comprobar que son un bulo

No reenvíes mensajes sin comprobar que son un bulo Silvia Barrera

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Se viralizan como la espuma, vía mensajería instantánea, redes sociales y mensajes de correo. De forma inesperada, recibes un extraño mensaje, supuestamente del Director de Whatsapp, que te informa que sólo quedan disponibles 530 cuentas y que la tuya se desactivará si no reenvías rápidamente ese mensaje. Ni te planteas si puede ser verdad, simplemente lo difundes. Has hecho lo que no debías. La curiosidad por el chisme, el morbo y la "noticia fresca" no fallan.

Este mensaje que has recibido se denomina hoax, traducido como “bulo”, y constituye una variante del spam (correo no solicitado). Es muy fácil. El que idea estas falsas informaciones aprovecha el anonimato de la Red, una información sugerente, alarmista o humanitaria para iniciar su difusión y el resto de usuarios nos encargamos de su distribución masiva.

¿Son un fraude o contienen malware?
No, el engaño es necesario y precede al fraude. Si el engaño se traduce en la contratación fraudulenta de un servicio que no deseas o has pagado por un servicio que no has recibido, has sido víctima de un fraude, no de un bulo.

Si el engaño lleva aparejado la infección de un terminal informático, constituye un delito de daños informáticos. Eso sin tener en cuenta que puedan acceder a tu información privada.

¿Qué se gana con la distribución de estos bulos?
A veces nada. El reenvío masivo y continuo de estas bromas o burlas provocan la saturación de los servidores y dan mala prensa al medio a través del cual se difunde por spamers. Entonces, ¿son inofensivos? No. El hecho de que su recepción o envío no te suponga un coste adicional o no haya resultado ser una estafa, puede que con el reenvío de estos mensajes estés favoreciendo una campaña desprestigio social y/o empresarial. No obstante, algunos engaños han sido la antesala del envío de un malware real, así que no te relajes.

¿Cuánto tipos de bulos existen?
Podrás encontrar muchos casos en la Red porque hay tantas formas de engaño como alcanza la imaginación del ser humano. El objetivo es que te los creas.

Te pongo una lista de ejemplos en los que seguro podrás ubicar alguno de esos falsos mensajes: la difusión de información falsa o engañosa sobre aplicaciones y redes sociales; amenazas de malware y hackers que advierten sobre problemas de seguridad informática; concursos, premios y productos que están siendo regalados o con grandes descuentos; labores humanitarias y caritativas que donarán dinero si reenvías; desapariciones de niños; imágenes y videos manipulados digitalmente, cartas que predicen graves consecuencias para las personas que “rompen la cadena” y no comparten con los demás, información inexacta sobre salud y problemas médicos, famosos que han muerto y un largo etcétera.

¿Cómo identificarlos?
No es fácil, pero existen unas pautas que te pondrán bajo la sospecha. Antes de reenviar, stop: razona su contenido y observa detenidamente el mensaje. ¿Realmente crees que Facebook o Whatsapp necesitan que reenvíes un mensaje para llegar a todos sus usuarios?

¿El remitente es alguien conocido? Probablemente no y, si lo es, será tu amig@ el que ya ha caído en la trampa. La información que contiene, ¿no es extraña? Está mal redactada o traducida, con imprecisiones; suena mal. Si provinieran de una fuente oficial, no se cometerían semejantes errores cuando va implícito el prestigio de esa marca.

Su contenido es alarmista (¡urgente, importante!) o con un tono sentimental (¡Cómo no lo vas a compartir!).

¿No echas en falta links donde te permitan ampliar o contrastar la información?

¿Son delictivos?
Generalmente no. Pero hay casos en los que el contenido de estos bulos si podría incurrir en conductas delictivas muy concretas. Te especifico las más probables.

Estás en el centro comercial ‘La Gaviota’ o en un estadio de fútbol viendo una final de Champions. De repente un mensaje de whatsapp te avisa de lo siguiente: “URGENTÍSIMO, no se sabe cuándo, pero en el transcurso de la tarde explotará una bomba”. Como tú, lo reciben miles de personas de amig@s y familiares que saben que sus seres queridos se encuentran allí. ¿Puedes imaginar qué será lo siguiente?

Una investigación por un delito de desórdenes públicos al afirmar falsamente la existencia de aparatos explosivos con el ánimo de atentar contra la paz pública, y un caos brutal con inesperadas consecuencias.

Otro bulo que puede llegar a ser muy cruel y que afecta más a los menores: Elena, de 15 años, lee un mensaje que le muestra su compañera de clase y que acaba de recibir: “RUMOR: Elena se acuesta con todos los de su clase. A lo mejor tu eres el siguiente: SUERTE” y lleva aparejado una foto manipulada de su víctima de carácter erótico. El fin exclusivo de este mensaje es denigrar y humillar a Elena. En ese caso, su autor podría ser investigado por cometer un delito de vejaciones. Si se atenta contra el honor de otras formas, podríamos estar hablando de injurias.

Afirmaciones muy frecuentes del tipo “la bebida de marca “tal” es cancerígena y puede crear malformaciones futuras” esconden estrategias comerciales de desprestigio contra marcas comerciales que pudieran ser también denunciables.

¿Si no es delito, podría investigarse un bulo?
Para empezar, es muy difícil dar con la fuente del mensaje, ya que se difunden incontrolada y rápidamente por diversos medios de todo el mundo. Aun conociendo su origen, sería necesaria una autorización judicial para obtener los datos técnicos de la conexión del ordenador o dispositivo móvil desde el que se ha vertido el bulo. Luego, aunque quisiéramos, y salvo en los casos que te he expuesto anteriormente, en los que si podría abrirse un procedimiento judicial por delito, en el resto sería imposible.

Como recomendación final, y ahora que sabes cómo identificar estos bulos quédate con una norma muy sencilla: jamás reenvíes. Si lo haces, que sea para advertir de su falsedad o después de contrastar en una fuente oficial que su contenido es cierto.

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