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CAPERUZO ANTIWIFI, BATAMANTA ANTIRASTREADORES...

Los cinco wearables más absurdos de la historia de la tecnología

Reconozcámoslo: los wearables molan. Vale, en ocasiones su utilidad puede ser cuestionable, pero lo cierto es que molan mucho. Disponer de prendas de vestir o complementos totalmente tecnologizados y que nos ayudan a llevar a cabo cualquier cuestión de manera técnica es el sueño de casi todos desde que llegaron las películas futuristas. Pero hay algunos que se pasan.

Weareables absurdos

No sabrás qué hacer con tanto cacharro absurdo Agencias

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No son pocas las veces que decimos que los wearables van a ser una parte esencial de nuestro futuro próximo. De hecho, en nuestro país ya hay algunos estudios que aseguran que en apenas año y medio, en 2016, los ciudadanos de todo el mundo compraremos más de 80 millones de dispositivos de este tipo, una predicción que, aunque sea arriesgada, parece predecir un significativo aumento en el consumo de este tipo de tecnología.

Sin embargo, también tenemos que reconocer que hay wearables realmente absurdos. Ya no solo que no sirvan para nada, sino que verdaderamente llevan a preguntarse a qué mente extraña se le ocurrió inventarlo. Por muy absurdos que sean, algunos no dejan de molar (de hecho quizá molen incluso más), pero lo cierto es que, a día de hoy, hay ciertos wearables que llaman la atención con una mezcla de fascinación y vergüenza ajena.

Estos son los más absurdos que hemos encontrado:

1.- El colgante 'inteligente'. Este colgante no te permite ver emails, ni ver tus menciones en Twitter, ni contestar Whatsapps. Eso sí, emitirá una estupenda lucecita cada vez que te llegue un email, alguien te mencione en Twitter o tu madre te mande un mensaje por Whatsapp. No te permitirá acceder a las aplicaciones (¿qué pensabas? ¡es un colgante!), pero ojo, te avisa de que tienes que consultarlas ¿Podría haber algo mejor que eso? Si tu mente funciona bien, responde: 'Sí, se llama smartphone y lo llevo ahora mismo en el bolsillo'.

El colgante inteligente

2.- La batamanta antirrastreo. Si siempre quisiste tener una batamanta y además eres un temeroso de los aparatos de localización (por razones que solo tú conoces y no tienes por qué explicarnos), estás de enhorabuena. Un agraciado inventor ha combinado las dos locas características que te definen y ha creado la CHBL Jammer Coat, una especie de capa diseñada con una tecnología que (aparentemente) bloquea las ondas de radio y permite que nadie sea capaz de localizarte. Como si fueses un ninja, pero con más estilo. Eso sí: por muy absurda que sea, que me aspen si no matarías por tener una.

Batamanta antirastreo

3.- La cámara de besos. Si eres un loco de las modas absurdas, seguro que eres una de esas personas que, cuando le hacen una foto, pone morritos. Si no estás tan loco, al menos tendrás una amistad que siempre lo haga. En cualquiera de los dos casos, esto te va a dejar literalmente fascinado. Su inventora se llama Talia Redford y se trata de una Kiss Cam que hace la foto, ojito, en el momento en que besas la pantalla. Solo así te asegurarás de que la foto es tomada en el momento idóneo para tus entretenidos labios. Si piensas que esto no tiene salida comercial, llévatelo a una discoteca nocturna y compruébalo.

4.- El ¿calcetín? conectado. Qué peñazo cuando estás navegando tranquilamente por internet buscando -por ejemplo- documentales sobre las migraciones de las aves somalíes y una mirada indiscreta se empeña en observar tu pantalla, ¿eh? Ya te ha chafado el visionado de... eso, sí, del documental sobre las migraciones de las aves somalíes. Si tu obsesión por tu privacidad de navegación roza la paranoia, puedes hacerte con este calcetín: hará que lo que ocurra entre tu ordenador y tú solo lo sepáis los dos.

Hecha la broma, lo cierto es que, en casos muy extremos, este dispositivo (que no podría ser considerado un wearable como tal) podría ser medianamente útil. De hecho, se dice que en su momento fue usado por el mismísimo Edward Snowden.

El calcetín conectado

5.- El caperuzo antiWifi. La madre de todas las chorradas. Y además, sin fundamento científico alguno. La paranoia de los colectivos antiantenas, esos que dicen que la conexión Wifi provoca cáncer, que las antenas de telefonía provocan cáncer y que los teléfonos móviles provocan cáncer, un día encontraron una fabulosa solución para no tener que enfrentarse al devastador efecto de las malignas ondas: una especie de sombrero-caperuzo hecho con papel de aluminio que mantiene tu cerebro lejos de las ondas... y de cualquier atisbo de pensamiento racional. Por cierto, esto realmente tampoco es un wearable. De hecho, no es nada.

Caperuzo antiwifi

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