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LA NAVAJA SUIZA DE LOS BICHOS

Heces multifunción: el polifacético mundo de los excrementos de los insectos

Material de construcción, fertilizante, perfume, antibacteriano... Estos son sólo algunos de los usos que diferentes especies de insectos dan a sus propias heces, ajenos a las miradas de repelús que les dedicamos los humanos.

Los insectos aprovechan al máximo sus recursos, incluso sus excreciones

Los insectos aprovechan al máximo sus recursos, incluso sus excreciones Jacinta Lluch Valero I Flickr

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Que los insectos, como cualquier animal, defecan no es ninguna novedad. Sin embargo, los excrementos de estos pequeños seres vivos tienen una cantidad de utilidades sin paragón en la naturaleza: más allá de manchar cristales y esquinas, los desechos orgánicos sirven a distintas especies como material de construcción para sus casas, para obtener alimento, para ahuyentar a sus presas, para asearse o para atraer a los individuos del sexo contrario, entre otros muchos usos.

Un ejemplo de refugio fabricado a base de excrementos es el de las larvas de los vistosos escarabajos tortuga. Estos pequeños organismos se protegen con envoltorios fecales en forma de cajitas formadas por alargados filamentos o macizos escudos. En el caso del gorgojo del pino, las heces son la sustancia ideal para evitar que posibles depredadores se acerquen a sus huevos, por eso las depositan cerca del nido.

Mientras tanto, en lugar de pequeñas barreras, las termitas prefieren construir auténticos laberintos mezclando sus heces con la arena de las paredes de su nido. Además, estos pequeños y alargados insectos albergan en su interior a una gran cantidad de bacterias que les permiten digerir la celulosa de la madera y que, según un reciente estudio, les proporcionan una sustancia antimicrobiana que les protege de los patógenos.

Las larvas de diferentes especies de escarabajos usan sus heces para construir refugios
Las larvas de diferentes especies de escarabajos usan sus heces para construir refugios | Thomas Eisner I PNAS

Por si fuera poco, dos de las especies que habitan dentro de las termitas -‘Neotermes castaneus’ y Kalotermes flavicollis’- producen cetrina, una proteína asociada a la división celular que podría tener un papel importante en la proliferación incontrolada de células en los tumores. Es por eso que algunos científicos sugieren que podrían elaborarse fármacos que actúen sobre esta molécula.

No hay que olvidar que, a pesar de que los humanos prefiramos las habitaciones limpias, muchas especies de insectos viven en lugares repletos de patógenos sin que les causen ningún daño. La comunidad de microorganismos que viven en su interior también les ayuda a protegerse de otras bacterias perjudiciales.

Sin ir más lejos, las grandes hormigas negras habituales de los jardines mantienen una zona dedicada a defecar dentro de madriguera. El caso es que estas pequeñas trabajadoras son muy limpias para el resto de la basura: sacan los restos de comida y el polvo fuera. A pesar de ello, continúan haciendo sus necesidades en una esquina de sus madrigueras, probablemente para mantener lejos a los patógenos.

También se sabe, por ejemplo, que las heces de la polilla mediterránea de la harina tienen efecto antimicrobiano y actúan sobre un amplio espectro de bacterias.

Atracción fatal (y fecal)

En otras ocasiones, la caca puede provocar el efecto contrario: en lugar de para ahuyentar, ser usada para atraer y facilitar la reproducción con ejemplares del sexo contrario. Otras polillas, las de la madera, utilizan gases fecales para encontrar a sus parejas, lo que aumenta las probabilidades de copular.

Las cucarachas, por su parte, se sirven del característico olor de sus heces para orientarse y regresar a sus refugios. Claro que también puede emplearse en su contra: quienes deseen mantener su vivienda limpia de estas poco agraciadas criaturas solo tienen que seguir su rastro fecal –pequeñas bolitas similares a granos de pimienta– para encontrar su guarida.

Las hormigas limpian sus nidos de suciedad, pero dejan los excrementos
Las hormigas limpian sus nidos de suciedad, pero dejan los excrementos | Dimitris Siskopoulos I Flickr

En cuanto a las hormigas, además de mantenerla dentro de casa, utilizan la caca como fertilizante, al igual que los granjeros utilizan las heces de los animales. La diferencia es que, en lugar de cultivar lechugas, estos insectos las extienden a su alrededor para incentivar el crecimiento de otro tipo de alimentos: los hongos crecen estupendamente en las hojas mordidas donde han defecado las hormigas.

Consecuencias positivas y no tan positivas para los humanos

Pero los químicos presentes en los excrementos de los insectos no sólo causan efecto en microorganismos y pequeños depredadores. De hecho, las personas podemos tanto sufrir como aprovechar sus propiedades.

Las heces de algunos de estos organismos contienen compuestos que pueden provocar reacciones alérgicas en humanos con síntomas entre los que se encuentra, incluso, el asma. Es el caso de los desechos de algunas especies de cucarachas, como la americana, y de los pececillos de plata o lepismas de la harina.

Sin embargo, los humanos, expertos en aprovechar los recursos de la naturaleza, también hemos sabido estudiar las propiedades beneficiosas de estas sustancias. Por ejemplo, las heces de los populares gusanos de seda tienen propiedades analgésicas y antiinflamatorias, de forma que podrían emplearse como ingredientes de fármacos.

En un tiempo en el que se descubren cada vez menos antibióticos y se desarrollan cada vez más resistencias a los existentes, encontrar una fuente de químicos con actividad antimicrobiana no vendría nada mal a los profesionales médicos, ni a sus pacientes.

Medicina, ladrillo, perfume, fertilizante… Pocas sustancias existen en la naturaleza con tantos usos como la caca de insecto, por muy desagradable que luzca a la vista.

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