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LA ESPECIE ESTÁ EN PELIGRO

Australia equipa con sensores a 5.000 abejas para comprender su colapso

La iniciativa de la agencia científica nacional del país es la primera a gran escala en todo el mundo para comprender el comportamiento de estos insectos, de cuya polinización depende un tercio de los alimentos que llegan a nuestro plato.

Una abeja "equipada" con un sensor

Una abeja "equipada" con un sensor CSIRO

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Instalar un sensor de 2,5 x 2,5 milímetros sobre la minúscula espalda de una abeja, de dos abejas, de tres… y así hasta 5.000 de estos insectos. Es la medida que ha puesto en marcha este mes la agencia científica nacional de Australia, en el primer programa de investigación del mundo que monitoriza el movimiento de tantas abejas a la vez para comprender por qué esta especie polinizadora está viéndose diezmada.

¿Para qué seguirlas en movimiento? Las abejas son insectos rutinarios. “Son seres sociales que vuelven al mismo punto y siguen un esquema muy predecible. Cualquier cambio en su comportamiento indica un cambio en su entorno. Si somos capaces de establecer un modelo de sus movimientos, podremos reconocer muy rápidamente cualquier variación en su actividad”, explica el director de la investigación, Paulo de Souza, en la web de este organismo público, la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO).

Para colocar los sensores, se enfrió a las abejas el tiempo suficiente para dejarlas en un estado de descanso y pegar los minúsculos dispositivos a sus espaldas con un adhesivo.

Para seguirles la pista, los investigadores han colocado algo así como puertas en el campo, una serie de puntos de control que registran cada paso de las abejas y envían la información a una central, donde los científicos analizarán los datos de las 5.000 abejas para construir un modelo tridimensional y visualizar el movimiento de estos insectos por los campos de cultivo.

Pero la investigación va más allá del interés por comprender el colapso de la especie y su impacto en la biodiversidad. La actividad de las abejas polinizadoras es vital para la agricultura. “Alrededor de un tercio de los alimentos que comemos dependen de la polinización, y las abejas se están colapsando debido al ácaro Varroa y al Síndrome del Colapso de las colmenas”, cuya causa aún se desconoce. “Afortunadamente, Australia está por ahora libre de ambas amenazas”.

Para entender la dimensión del problema, un estudio reciente de este organismo mostró cómo la polinización incrementaba la productividad de cultivos de habas un 17%. De hecho, el seguimiento de estas 5.000 abejas tiene como objetivo ayudar a los agricultores. “Nos ayudará a entender cómo maximizar su productividad así como a controlar cualquier riesgo sobre la seguridad biológica”, matiza Souza. De comprender el comportamiento de estos insectos, los productores tendrán más herramientas para incrementar los beneficios que reciben de la polinización, “así como mejorar su acceso al mercado, al mejorar la monitorización de los pesticidas”.

Por ello, la investigación prevé introducir en una serie de colmenas néctar y polen normales, y en otras, alimento que contenga una pequeña cantidad de pesticidas, sobre los que los científicos apuntan como posible causa del colapso de las colmenas.

El siguiente paso del proyecto será reducir el tamaño de los sensores de 2,5 milímetros a un milímetro, para analizar otros insectos, como el mosquito y la mosca de la fruta.

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