TecnoXplora» CienciaXplora» Divulgación

UNA MALA COSTUMBRE

¿Por qué nos mordemos las uñas?

Mordisquearse las uñas o las cutículas suele asociarse con estados de nerviosismo y ansiedad, pero hay otras causas para este hábito tan extendido. El aburrimiento, la irritación o el hambre son algunas de ellas. Las personas perfeccionistas y los niños tienen más posibilidades de caer en la tentación.

Casi la mitad de los adolescentes se muerde las uñas

Casi la mitad de los adolescentes se muerde las uñasMaxwell GS en flickr cc

Publicidad

Si no lo haces tú mismo, seguro que conoces a alguien que cada dos por tres se lleva los dedos a la boca para mordisquearse las uñas o cutículas. Se trata de una antiestética costumbre que, por muy inocente que parezca, resulta difícil de eliminar. A menudo las personas con este comportamiento vuelven a caer pese a intentar deshacerse de él.

Esta afición ha sido objeto de distintas investigaciones que tratan de averiguar las causas de su persistencia. Según las cifras reveladas por algunos de los trabajos, entre el 20 y el 30% de la población exhibe esta conducta y el porcentaje aumenta al considerar solamente a los más jóvenes: el 45% de los adolescentes presenta el hábito, también conocido como onicofagia.

Cuando vemos a alguien mordiéndose las uñas, solemos pensar que está nervioso o ansioso, pero los científicos no lo tienen tan claro. Mientras que unos estudios identifican este acto repetitivo como una estrategia para reducir la ansiedad, otros concluyen que no existe una relación directa entre el hábito y los desórdenes emocionales.

Lo que sí es cierto, no obstante, es que esta costumbre puede proporcionar cierta dosis de placer que paliaría las emociones desagradables. Se ha comprobado en animales: al recibir endorfinas, las ratas se acicalan menos y ocurre lo contrario si se bloquea la acción de estos químicos en su organismo. Cuando no obtienen la satisfacción que les aportan los neurotransmisores del placer, lo buscan en un hábito compulsivo que podría compararse a la onicofagia humana.

También nos mordemos las uñas cuando estamos aburridos o enfadados.
También nos mordemos las uñas cuando estamos aburridos o enfadados. | Jake Stimpson

La anterior hipótesis tiene sentido en el marco de otro estudio, esta vez en humanos, que vincula el comportamiento al perfeccionismo. Así, las personas más exigentes (y, por tanto, las más sensibles al fracaso) tienden a morderse las uñas para descargar su frustración o incluso cuando están aburridas o irritadas.

Las probabilidades aumentan si alguno de sus familiares ya lo hacía. Por una parte, observar a sus parientes mordiéndose las uñas en la infancia pudo animarles a probar las suyas y, por otra, parece que la conducta compulsiva podría tener raíces genéticas.

Para más inri, a los niños les resulta aún más difícil abandonar la costumbre, por mucho que sus padres se empeñen en propinarles cachetes en las manos o les pongan pintauñas de sabor desagradable. Esto se debe a que son más impulsivos que los adultos y se dejan llevar por sus apetencias sin combatirlas demasiado.

Bajo las uñas se acumula suciedad y microorganismos patógenos
Bajo las uñas se acumula suciedad y microorganismos patógenos | Alice Carrier

Así, una vez creciditos tenemos menos excusas para continuar con un hábito que la Asociación de Psiquiatría Estadounidense considera un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), una categoría en la que también incluye prácticas como tirarse del pelo y arrancarse la piel. Todas estas costumbres, como lavarse repetidamente las manos, son en realidad actos normales que se convierten en excesivos por repetición.

Además, la costumbre, incluso si no llega a ser patológica, puede tener consecuencias indeseadas en la boca. Altera la colocación de los dientes y proporciona una ración de bacterias perjudiciales para el organismo, como la E. Coli. También puede ocurrir al revés: algunos tipos de herpes pueden pasar de la cavidad bucal a los dedos.

Pese a todo, a los que no puedan evitarlo, aún les queda un clavo al que amarrarse: según un estudio de científicos neozelandeses, los niños que se chupan el dedo o se muerden las uñas son menos propensos a desarrollar alergias de la piel. Que aproveche.

Publicidad