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PREOCUPACIÓN POR EL FUTURO DE LA IA

Guía de recomendaciones sobre inteligencia artificial: el plan de EEUU para evitar un Terminator

A la Casa Blanca le preocupa el futuro de la inteligencia artificial, tecnología que inevitablemente modificará nuestro mundo. Tanto le preocupa que ha publicado una lista con 23 recomendaciones destinadas a todas las instituciones y agencias del país.

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Dicen los que saben (si es que hay alguien que de verdad sepa de esto) que Trump ha ganado por la clase trabajadora. Gentes que han abandonado la clase media para instalarse, con suerte, en la media-baja. La politología incluso ha inventado un sintagma para este grupo social: los perdedores de la globalización.

No simpatizan con la inmigración ilegal ni con la deslocalización, fenómenos a los que culpan de su pérdida de estatus. Lo que estos votantes quizá no sepan, pero descubrirán en breve, es que se avecina una amenaza aún mayor. Una que aniquilará sectores económicos enteros y pondrá el mundo patas arriba en prácticamente todos los órdenes: la implantación extensiva de la inteligencia artificial.

En la Casa Blanca (al menos en la Casa Blanca de Obama) son conscientes de la revolución que se avecina y tratan de ir sentando las bases administrativas. Justo antes de las elecciones, en octubre, la Oficina del Presidente y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología hizo público un informe titulado 'Preparación para el futuro de la inteligencia artificial'.

El documento, de 58 páginas, empieza con un breve repaso a la historia de la inteligencia artificial, desde los años '40 y Alan Turing, hasta nuestros días. A continuación y, tras dejar claro que "las máquinas ya han superado a los humanos en el desarrollo de ciertas tareas", el informe se centra en una serie de recomendaciones que el Gobierno americano considera de necesaria implantación para adaptar la estructura de su país a la inevitable pujanza de la IA.

Estas recomendaciones, 23 en total, abarcan distintos ámbitos: el público y el privado, el gubernamental, el educativo y el empresarial. Algunas resultan obvias (recomiendan a todas las instituciones que usen la IA para beneficiar la sociedad), pero otras no lo son tanto.

Por ejemplo: piden a las agencias del Gobierno que fichen talentos técnicos o que los identifiquen dentro de sus plantillas lo antes posible. Al departamento de transporte le recomienda que comparta datos con el de industria para mejorar (no dejan claro cómo) la seguridad y el desarrollo tecnológico de los vehículos autónomos que -dan por hecho- pronto invadirán las carreteras. En este mismo sentido, apuestan por un control del tráfico aéreo totalmente automatizado tanto para los vuelos pilotados como para los drones.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología recomienda también que el Estado invierta en investigación básica relacionada con la inteligencia artificial. Consideran (sin duda acertadamente) que esta es labor de la administración, ya que "el sector privado no apuesta por la investigación a largo plazo".

El documento habla de Educación, de Sanidad y de Economía, y deja para el final el peliagudo asunto de la Defensa. "El Gobierno", dice en su última recomendación, "debe desarrollar una política única, de conformidad con el derecho humanitario internacional, sobre armas autónomas y semiautónomas".

Los autores admiten que prescindir de la supervisión humana en los sistemas armamentísticas supone una revolución sobre todo ética. Como receta a priori, sostienen que en un futuro plagado de armas autónomas capaces de tomar sus propias decisiones los principios de distinción y proporcionalidad deben ser observados con especial cuidado.

Una cosa sí queda clara en el informe: la IA será, con toda seguridad, la protagonista de la próxima gran revolución tecnológica. Esto inevitablemente supondrá una serie de cambios sociales, económicos y militares. Las máquinas aprenderán y en ellas recaerán responsabilidades que, hasta ahora, eran exclusivamente humanas. Decidirán la mejor ruta y el mejor horario. Analizarán millones de datos en tiempo récord y tomarán decisiones que serán más precisas y acertadas a medida que adquieran experiencia.

Las máquinas decidirán sobre la vida y la muerte, hito que Arthur C. Clarke consideraba uno de los más importantes de la especie humana. Y, con suerte, nosotros lo veremos en directo.

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