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FEAPOS Y FEAPAS

No es guapo, pero tiene algo: así funciona el efecto 'Pratfall'

Ya sea porque las personas demasiado atractivas nos intimidan o porque nuestro cerebro necesita de cierta imperfección para que todo encaje, existen individuos 'feapos', que son feos... pero guapos a la vez. Vamos, que no son perfectos pero resultan más atractivos que los canónicamente perfectos. Es como si tuvieran 'algo', una química especial.

Feapos y feapas

Feapos y feapasAgencias

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Averiguar si un chico o una chica son atractivos puede parecer fácil de determinar, pero a fin de asegurarnos deberíamos someter a encuestas aleatorias sobre el grado de belleza de un determinado individuo. Por ejemplo, podemos convenir que George Clooney es universalmente atractivo, pero es verdad que no siempre resulta tan fácil consensuar la belleza.

Sin embargo, gracias a las redes sociales para ligar, se están produciendo continuos experimentos sociales espontáneos que, gracias a la debida minería de datos, ofrecen correlaciones fuertes. Por ejemplo, qué persona recibe más feedback en función de su belleza.

Eso es algo que ha logrado recabar Christian Rudder, cofundador de la web de citas 'OkCupid', en su libro 'Dataclismo'.

Hay 'feapos' y 'feapas'

Según Rudder, una chica muy bien valorada por su atractivo seguramente -pensará el usuario- recibe demasiadas peticiones de contacto. Como competir con tantos hombres resulta difícil, se tenderá a preferir una chica de belleza menos espectacular.

Pero psicológicamente quizá hay algo más, una sensación de proximidad que propicia que una chica más terrenal resulte más deseable. De hecho, muchas supermodelos han triunfado cuando han abrazado cierta imperfección. Cindy Crawford, por ejemplo, empezó a ser más popular cuando dejó de taparse el lunar.

El último James Bond, Daniel Craig, se consideraría como un tipo feo si no fuera James Bond, y precisamente su rostro difícil le hace ser una persona más interesante. El caso del actor Jeremy Renner todavía es más llamativo, ya que su rostro es un tanto picassiano.

Para demostrarlo, Rudder presenta seis mujeres, todas ellas con valoraciones generales moderadas pero que tienden a suscitar reacciones extremas en un sentido u otro: muchos síes y muchos noes, pero escasa indiferencia. "Estas son personas que han optado deliberadamente por salirse del montón: por medio del arte corporal, adoptando una mueca sarcástica o porque les da por comer queso gratinado como si no hubiese un mañana.

Efecto Pratfall

Esta tendencia a considerar cierta imperfección como más idónea -ya sea en el ámbito de la belleza, ya sea en el de otras competencias- se denomina efecto Pratfall por parte de los psicólogos. Básicamente consiste en que cometer un pequeño error de vez en cuando propicia que la gente piense que eres más competente. Traducido: los defectos hacen que lo bueno destaque más.

Por ejemplo, nuestro sentido del olfato, según Rudder, "prefiere las notas discordantes a las homogéneas". Según explica, "los científicos lo han demostrado en sus laboratorios mezclando olores fétidos con otros agradables".

El efecto Pratfall se postuló en 1966, cuando un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota propuso a un grupo de voluntarios que evaluaran a un candidato para un concurso de conocimientos generales. Para escoger el candidato, los voluntarios debían ver la grabación de los mismos... pero en realidad, los candidatos eran la misma persona.

Este actor profesional que interpretaba a los diferentes candidatos se presentaba, en su primer personaje, como extremadamente competente, no sólo acertando la mayoría de las preguntas, sino también desplegando pulcritud en sus ademanes. El segundo personaje era un tipo mediocre que apenas acertaba las preguntas.

Finalmente, el tercer personaje era un tipo como el primero, competente, pero que era un poco torpe y se la caía el café, manchándose el traje. El seleccionado como mejor candidato por la mayor parte de los voluntarios fue el tercero, básicamente porque no era tan perfecto como el primero. Era, en definitiva, imperfectamente perfecto, o perfectamente imperfecto.

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