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TRATAN DE ACERCARSE MÁS

Gripe en invierno, varicela en primavera y gonorrea en verano: este es el calendario de las enfermedades infecciosas

Un equipo de investigadores asegura que la mayoría de las enfermedades infecciosas se dan más en ciertas épocas del año y tratan de averiguar cuáles.

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La mayoría de las personas es más o menos consciente del ciclo estacional de enfermedades como la gripe. Sin embargo, un equipo de investigadores asegura que todas las enfermedades infecciosas tienen un factor estacional y que entenderlo es vital para enfrentarnos a futuros brotes.

"La estacionalidad es una característica poderosa y universal de las enfermedades infecciosas, aunque la comunidad científica la ha ignorado en gran medida en la mayoría de las infecciones", asegura Micaela Martínez, investigadora de la Escuela de Salud Pública de Columbia Mailman y principal autora del estudio.

Martínez y sus colaboradores utilizaron información de la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU para crear un calendario de epidemias de 69 enfermedades infecciosas, desde infecciones comunes hasta enfermedades tropicales poco comunes, y han publicado sus resultados en la revista Plos Pathogens.

Gracias a sus cálculos, comprobaron que en un año determinado se producirán brotes de gripe en invierno, varicela en primavera o gonorrea en verano, por nombrar algunos de los brotes estacionales mejor descritos.

Existen varios factores que hacen que una enfermedad tenga más posibilidades de causar un brote en una época concreta del año, entre los que el estudio destaca los ambientales, los ecológicos, los biológicos e incluso los sociales.

Los factores ambientales como la temperatura y la humedad regulan varios enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos, como el Zika, ya que estos bichos proliferan mejor a temperaturas templadas y con un humedad relativa alta.

También la gripe estacional depende mucho de estos factores, ya que estudios anteriores han mostrado que el virus de la gripe se propaga mejor con humedades relativas bajas y a temperaturas inferiores a 10ºC. Mientras que a superiores a los 30ºC su propagación es muy difícil.

Curiosamente, en la propagación de la gripe también interviene un factor social que ha sido planteado en diversos estudios, y es que cuando bajan las temperaturas pasamos más tiempo en interiores, con lo que las probabilidades de contagiarnos aumentan.

Entre los factores sociales, el inicio del curso escolar también es un punto de inflexión importante, ya que marca el instante en el que los niños empiezan a compartir espacios cerrados, lo que facilita la propagación de enfermedades como el sarampión.

Con respecto a los factores ecológicos, los investigadores han mostrado que el aumento de cierto tipo de algas juega un papel importante en los brotes de cólera, ya que las bacterias que causan esta enfermedad pueden mantenerse vivas en el agua durante mucho más tiempo gracias a estas plantas acuáticas.

Por último, están los ritmos biológicos estacionales, como los que rigen las migraciones o la hibernación de los animales. Es conocido que algunas aves propagan ciertas enfermedades. Por ejemplo, algunas propagan la Chlamydia psittaci, un bacteria que en humanos provoca la psitacosis, una enfermedad respiratoria.

Además, algunos estudios han planteado que el estrés que sufren los animales durante la migración genera una inmunosupresión, lo que incrementa la sensibilidad frente a las enfermedades y aumenta la probabilidad de propagación.

Sin embargo, no se ha averiguado el mecanismo de estacionalidad de todas las enfermedades analizadas. En el caso de la polio, se ha identificado que se da con más frecuencia en verano, pero ninguno de los factores analizado podía explicar los brotes de verano en todo el mundo.

Para intentar tratar de ahondar más en este asunto, los investigadores quieren comprobar la hipótesis de que los cambios estacionales que sufre el cuerpo humano podrían jugar un papel en nuestra sistema inmunológico.

Martínez está investigando esta posibilidad, realizando análisis de sangre a pacientes en diferentes momentos del año, aunque asegura que "se necesita mucho trabajo para comprender las fuerzas que impulsan la estacionalidad de las enfermedades y comprender cómo podemos aprovechar dicha estacionalidad para diseñar prevenir nuevos brotes y tratar infecciones crónicas".

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