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HAY PROCESOS CELULARES QUE LOS FACILITAN

¿De dónde vienen los sueños?

Una reciente investigación revela cómo células cerebrales que reciben estímulos durante el día crean sueños mientras dormimos.

Niño durmiendo

Niño durmiendo Pixabay

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Cuando los recordamos, los sueños pueden parecernos verdaderas películas de ciencia ficción. A veces somos nosotros los protagonistas, a veces solo observamos la historia sin participar. El mecanismo por el que se producen y el posible significado de las imágenes oníricas ha fascinado desde la antigüedad a científicos y personas no expertas intrigadas por el fenómeno.

El cineasta es el cerebro. Pero ¿cómo consigue este complejo órgano fabricar experiencias tan vívidas mientras dormimos?

Células creadoras de sueños

Se sabe que la producción de las experiencias oníricas se sustenta en las redes sensoriales del cerebro, así como las involucradas en las emociones, la memoria y el sistema de recompensa.

Un estudio reciente va un poco más allá, ahondando en los procesos celulares que facilitan la formación de sueños. Concretamente, analiza el funcionamiento de las neuronas de las redes sensoriales, que captan los estímulos del exterior cuando estamos despiertos, pero actúan de manera diferente cuando estamos dormidos.

Durante el sueño, estas células sensoriales utilizan la información almacenada en el cerebro, en lugar de registrar la proveniente del mundo que nos rodea.

Según la teoría planteada por los autores del trabajo, los sueños surgen en la corteza cerebral o córtex, la región involucrada en la percepción, la imaginación, el pensamiento y la toma de decisiones. Allí abundan las células piramidales, que desempeñan un papel fundamental en las funciones cognitivas.

La estructura de estas células se asemeja a la de un árbol: las raíces recogen los estímulos de los sentidos. Después es interpretada combinándola con la información almacenada en la memoria (lo que ya sabemos), que llega a las células piramidales a través de la copa del árbol, formada por dendritas o conexiones con otras neuronas y áreas del cerebro. Así es como experimentamos el mundo.

Célula piramidal
Célula piramidal | Bob Jacobs CC BY-SA 3.0

Un rico mundo interior

Cuando dormimos, las células piramidales no reciben apenas información de los sentidos. En este escenario, aumenta la secreción de un neurotransmisor o mensajero químico llamado acetilcolina, que cambia el mecanismo de funcionamiento de estas células: en lugar de nutrirse de los estímulos externos, se alimentan de las experiencias recolectadas durante la vigilia que guardamos en la memoria. Los sueños son el resultado de este fenómeno.

Según esta teoría, la mayoría de las imágenes oníricas se producen durante la fase REM, caracterizada por un sueño más ligero, que sucede unas cuatro o cinco veces a lo largo de una noche entera de sueño. Esta fase se caracteriza asimismo por una alta concentración de acetilcolina, lo que apoyaría la hipótesis del estudio.

Sin embargo, no solo soñamos durante esta fase. También lo hacemos cuando dormimos más profundamente, pero los sueños que podemos recordar de este período del ciclo del sueño son menos vívidos que los ocurridos durante la fase REM.

En cuanto a la función de los sueños, existen diferentes hipótesis. Algunas apuntan a que nos ayudan a consolidar los recuerdos, asimilar experiencias o eliminar conexiones neuronales que ya no utilizamos. Los autores de este reciente trabajo sugieren que podrían servir para explorar, complementar y mejorar el modelo interno del mundo exterior que crea el cerebro.

Así, durante los sueños, el cerebro probaría diferentes combinaciones de información sensorial que normalmente no experimentaríamos mientras estamos despiertos. Esto explicaría por qué muchas de las películas oníricas que recordamos parecen tan absurdas y diferentes de las experiencias que vivimos en la realidad.

Los científicos creen que este proceso es clave para el desarrollo de la imaginación, la fantasía y la creatividad. Además, esperan que tanto sus investigaciones como las de otros expertos contribuyan a conocer mejor cómo funciona la corteza cerebral tanto durante el sueño como durante la vigilia.

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