El juez quiere escuchar su explicación en persona, pero para llegar hasta Castro la infanta Cristina tendría que bajar la famosa rampa, la incógnita es cómo lo haría.
Todos los imputados por Nóos, incluido su marido, han recorrido esos 35 metros a pie, rodeados de policías, periodistas, cámaras y manifestantes. El año pasado la Policía pidió al juez que Urdangarin llegara en coche hasta la puerta alegando motivos de seguridad pero Castro le obligó a entrar a pie, como a todos. La Infanta, si quiere, también podría pedirlo.
La otra duda es si acudiría o no en coche oficial. Sea como sea, la seguridad estaría garantizada. Además de sus escoltas, centenares de policías velarían por su protección.
Y superado el trago de la rampa llega el siguiente: sentarse frente al juez. Para la Infanta sería más incómodo, incluso, que para el resto. Porque cuando mire a Castro también verá a su padre, al rey Don Juan Carlos. Es un cuadro que preside la sala y que ya ha visto Urdangarin en dos ocasiones.
Momento incómodo para la Infanta Cristina. Una vez sentada en el banquillo puede contestar a las preguntas de los abogados, del fiscal y del juez o acogerse a su derecho a no declarar, como el resto de españoles.
La vivienda, a debate
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"la huelga de alquileres va a a crear más inseguridad para el propietario, y esto va a hacer que la oferta disminuya y suba el precio", ha asegurado Pascual Ariño en laSexta Xplica.