Manuel es pensionista. Un hombre tranquilo que nunca se había metido en política. Hasta que un día le llamó la atención una noticia: su Comunidad, Cataluña, implanta el euro por receta. Euro por receta anunciado por Generalitat
Entonces se convirtió en un insumiso al sistema. "Lo escuché en la tele, empecé a darle vueltas y dije: esto no puede ser. Yo lo podía pagar, pero hay otra gente que no. Después de contribuir toda la vida a la Seguridad Social... No lo veía justo", explica Manuel Baena.
Se niega a pagar en la farmacia un euro por cada receta. Pero la Generalitat, que hacía todo lo posible por disuadir a los rebeldes, le obligaba a rellenar multitud de papeles.
"Lo hacían farragoso para que te fueras. Yo llegaba aquí y si había mucha gente me iba y venía en otro momento porque me tiraba 20 minutos rellenando papeles. Tenías que traer una fotocopia de DNI por cada medicamento", explica Manuel.
Su objetivo era provocar con todo el papeleo un atasco en la administración y un gasto que hiciera más caro solucionarlo que lo que se recaudaba con el euro por receta. “Si lo hace el 25% de la gente, solo la documentación que genera, se lo tendrían q pensar".
Al final, el Tribunal Constitucional suspendió cautelarmente el euro por receta en Cataluña.