Las credenciales diplomáticas es un documento que acredita que un señor es el nuevo embajador en España de su país. En España hay un acto de entrega de la carta al rey. Un acto que se hace en todos los países pero en España hay una “reminiscencia imperial”, explica Ferran Casas, periodista del periódico ‘ARA’.

Jordi Évole quiere saber para qué sirve la diplomacia española y cuánto se gasta en ella. Las funciones de una embajada en el exterior es “la representación política, institucional y también de los asuntos económicos. Los consulados se ocupan de atender a la colonia del país en el exterior”. El ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García- Margallo comenta que no sabe el conjunto de la acción exterior porque se hace con otros ministerios.

España tiene 119 bilaterales y 10 embajadas de organismos como la ONU, la OTAN… Consulados son 92. “España está al nivel de los grandes países de la UE”, comenta el periodista.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores también ha habido recortes, pero como el presupuesto está claramente fragmentado: cooperación al desarrollo  por un lado, y acción exterior por otro… “Todo el descenso ha sido en cooperación”.

En los presupuestos de 2013, el ministro subió unos dos millones y medio de euros, en gasto en embajadas, consulados, diplomacia… llegaba a los 764 millones de euros. “Hemos aumentado”.

En cuanto al despilfarro, es una acción exterior que “no se ha puesto al día, no es una acción exterior del SXXI”. Ferran comenta que en 2011 se gastó 6,4 millones de euros en la residencia del embajador español en Rabat, en plena crisis. Jordi Évole busca las imágenes en internet.

"El Ministerio de Asuntos Exteriores no tiene transparencia"

El mantenimiento de estas sedes no es barato. El año pasado, España se gastó 43 millones de euros en mantenimiento y suministros en diferentes embajadas y 9 millones en obras.

Margallo anunció el cierre de algunas embajadas debido a la crisis. En concreto, tres. La de Yemen, la de Siria “porque la seguridad es muy cara” y la de Zimbabue.

El Ministerio de Asuntos Exteriores “no tiene transparencia en cuánto a lo que cuesta el mantenimiento y otros gastos de estas sedes. Sólo hace un desglose cuando hace una contrata se refleja en el BOE el proyecto y lo que cuesta”.

El periodista cree que “la diplomacia española ha vivido por encima de sus posibilidades”, tras enseñar a Évole los 293.000 euros de mantenimiento en Berlín, los 500.000 en Washington, los 390.000 euros de restauración en el Vaticano, los 115.000 euros en banderas y mástiles y los 330.000 euros en cubertería y mantelería.