Nueve años de historia dispuestos ahora en la cuerda floja. En esta situación se encuentra actualmente el centro de estudios Jordi Pujol, una fundación creada en 2005 con el objetivo de fomentar la ética y los valores en la sociedad y cuya piedra angular era el expresidente de la Generalitat.
"Nuestra misión es impulsar un pensamiento político contemporáneo, que actualice y refuerce los principios básicos que han marcado la trayectoria personal del President Jordi Pujol", se exponía en el portal Web de la fundación.
Al centro acudía todos los días el aún hoy presidente de la fundación. Sin embargo, desde la confesión de Pujol acerca de su fortuna oculta, el centro permanece vacío.
Tampoco queda rastro alguno de las actividades realizadas en el establecimiento. Los seis actos programados hasta la semana pasada ya se han cancelado, así como los proyectos que tenía en marcha la fundación, que continúan paralizados.
Proyectos como un código ético para profesionales de la política que el centro estaba redactando con ayuda de expertos internacionales. También contaba con un grupo de debate para repensar políticas sociales e, incluso, concedía becas para trabajos que desarrollasen la vida y obra de Pujol:
Dicha beca, según explicaba el centro, "está destinada a expertos (…) que quieran realizar una investigación sobre algún aspecto de la trayectoria personal, intelectual y política de Jordi Pujol".
Las actividades organizadas en el centro se hacían en colaboración con la Generalitat de Cataluña. De ella, la Fundación de Pujol llegó a recibir entre 2011 y 2013 cerca de 145.000 euros.
Hasta 10.000 euros recibió el centro en 2012 por actividades relacionadas con la juventud. Además, dos subvenciones de 40 y 45.000 euros en 2012 y 2013 por el fomento del conocimiento de la realidad catalana y europea, entre otras subvenciones.
Con la imagen de Pujol muy tocada, el futuro de la fundación está en juego. Al menos, de momento, parece que el centro de estudios Jordi Pujol tendrá que poner punto y final a su actividad.