El fakelaki o sobrecito, con el que los griegos se refieren a los sobornos es algo normalizado, uno de cada diez ha reconocido pagar. Hasta los hospitales también llegan los famosos 'fakelakis', los sobres con dinero para, por ejemplo, avanzar en listas de espera. Sólo el 3% de los médicos rechaza el soborno.
Cristhos, médico griego, explica que "piden sobornos para colar a los pacientes en la lista de espera, todo el mundo lo sabe". Un equipo de laSexta Noticias ha hablado con Mina, pagó su matrícula para el carnet de conducir, pero se encontró con que si quería aprobar debía hacer un abono. Ella explica que lo llaman "extra" pero es "algo normal", hasta el punto de que "lo raro es no tener que pagarlo".
En una conversación en un taxi, el conductor dice que "en Atenas es muy difícil conseguir la licencia de taxi, hay que pagar mucho". El difícil que puede convertirse en fácil si hay sobre de por medio, dicen.
Los sobornos también están a nivel empresarial. Yorlos, ingeniero, declara que "en la construcción, la corrupción es entre las grandes empresas y el Gobierno". Viejas costumbres perpetuadas por los viejos partidos y que un nuevo gobierno puede atreverse a cambiar. Kostas Hantzopoulos, periodista del periódico 'Katimerini' dice que "ya es destacable que haya un nuevo Gobierno porque la política en Grecia".
Un sistema político de generación en generación, heredando costumbres, sin entrar en la ética. El propósito de Syriza es acabar precisamente con este mal endémico, es una de sus promesas, es uno de sus retos.
LA CORRUPCIÓN, INSTITUCIONALIZADA EN EL PAÍS