Este es el objetivo que hace que estemos ante los días con menos productividad de todo el año. España no solo está en mitad del verano, ya está preparada para los festejos populares que inundan nuestras plazas.
Y eso hace que cierren los comercios, los bares y restaurantes. Y los mercados. Pero también dentro de las empresas la intensidad se reduce.
No estamos en casa ni trabajando y eso hace que durante estos días se reduzca el consumo de electricidad y de cemento, todo lo contrario que ocurre con el turismo, que aumenta exponencialmente durante estos días.
En agosto huimos de la rutina y nuestra productividad cae. No llega al 86%, mientras que febrero, el mes más productivo en España, supera el 90%.
Por eso, las carreteras se llenan de coches que huyen de la ciudad. Se prevén más de seis millones de desplazamientos en estos días que hacen que las grandes ciudades cierren por vacaciones.