Hace un año, el Gobierno daba una rueda de prensa donde mostraba un futuro económico más bien oscuro. La seriedad predominaba en el rostro de la vicepresidenta, Montoro sabía que le esperaba un mal trago y Luis de Guindos repasaba un plan de reformas recién enviado a Bruselas.

Ese 26 de abril de 2013 era un día importante. Con una agenda reformista a la que Europa aún tenía que dar el visto bueno, aquella tarde, el paisaje económico dibujado por el gobierno era desalentador.

Hoy, el cuadro de previsiones macroeconómico que el Gobierno enviará a la CE difiere mucho, en el fondo y en la forma, del planteado hace un año. La economía española creció cuatro décimas en el inicio del curso, el mayor avance trimestral desde el comienzo de la crisis, y en el Gobierno son cada vez más optimistas con el futuro.

Estas previsiones están apoyadas por algunos organismos internacionales que siguen poniendo el foco en el paro al igual que el Gobierno hace un año e igual que ahora aunque con un mensaje diferente donde existe la seguridad de reducirlo por debajo del 25% en próximos ejercicios.

Apoyado en los datos, el Gobierno cree que el PIB crecerá algo más del 1% este año y casi un 2% en 2015. En definitiva, una media del 1,5% para los dos próximos ejercicios.

Cerró 2013 por encima del 6,5% sin contar el rescate bancario. Por su parte la deuda pública cabalga imparable  hacia el 100% del PIB, de ahí que los expertos no comprendan el optimismo del Gobierno sobre la recuperación. 365 días para cambiar un discurso que habla de la crisis como algo del pasado.