Un peón nuevo llega a la cuadrilla de fenómenos y no se va a dejar intimidar, no es de las que se rinden y tira la toalla. Así es el personaje de Lola Dueñas, uno de esos fenómenos de la supervivencia de esta película que representa a las mujeres de verdad, las que han librado una guerra por lanzarse al tajo como forma de ganarse el pan y han visto como la crisis echaba su esfuerzo por tierra.
Un grupo de obreras ha agradecido que se haya enseñado ese mundo donde lo de menos son las llagas en las manos, donde la conciliación es una utopía sin los brazos cercanos de una madre, el dinero negro parte del sueldo y salir corriendo, porque no se tiene contrato a la menor inspección, una rutina.
Las mujeres se han convertido en el eslabón más débil una vez resquebrajada la burbula. De las que siguen en la construcción, tres de cada cuatro lo hacen con contratos temporales, cobran un 23% menos que los hombres y sólo uno de cada diez directivos es mujer.
Además, dicen sin cámaras de por medio, que ellas aguantan lo que los hombres no pueden, se callan las ilegalidades y hasta el acoso por no perder su trabajo porque encontrarlo de nuevo para ellas es el doble de difíci. De su parte tienen al menos películas como 'Los Fenómenos'.