Bárcenas iba camino del hospital para una revisión cuando exigió volver de nuevo a prisión. La razón: el trato vejatorio que, según el extesorero, estaba sufriendo por parte de las autoridades que le acompañaban en el traslado.

Al parecer el Guardia Civil apretó mucho las esposas a Luis Bárcenas. Según su abogado, Javier Gómez de Liaño, cuando fué a visitarle horas después tenía las muñecas rojas e inflamadas.


Bárcenas además se quejó de que iba sin cinturón de seguridad y se negó a viajar en esas condiciones. Ante la insistencia, el furgón, que también trasladaba a otros cuatro presos al hospital, volvió a prisión.

Una vez allí el extesorero del PP denunció lo sucedido ante el jefe de servicio. Su abogado hará lo mismo ante el juez Ruz. Gómez de Liaño pedirá que su cliente sea examinado por un forense y elabore un informe de lo sucedido.