José María del Nido es una de esas personas en las que su apellido se acaba convirtiendo en una trágica ironía. La familia del Nido tiene su hilo conductor en el Sevilla Fútbol Club. Su padre fue vicepresidente hace 40 años, y hace casi 30 él se incorporó a la junta directiva. José María parecía entonces la gallina de los huevos de oro, éxito en lo personal y éxito en los números.

A pesar de su éxito, en 1995, llega uno de sus momentos más duros en el club de fútbol, donde por aquel entonces era vicepresidente. Allí los números fallaron. No presentaron a tiempo los avales en la Liga de Fútbol Profesional y el equipo descendió a Segunda División B. Pero incluso ahí, consiguió que fueran readmitidos y algo histórico: la famosa Liga de 22 equipos.

A partir de entonces, vuelve la gallina de los huevos de oro: consigue controlar las cuentas sevillistas, consigue títulos y, desde su posición, encabeza la denominada “Guerra de las Televisiones” en la que proponía a la Liga de Fútbol Profesional un reparto más equitativo de los derechos de televisión. Pero, cabe mencionar de forma especial lo que al final le llevará a prisión: sus relaciones políticas. Y ahí es donde se vuelve a su apellido. Es hijo de José María del Nido Borrego, el que fuera jefe regional de Andalucía de la asociación de extrema derecha Fuerza Nueva.

Muchos medios se encargan de recordar que en 1978 era jefe de las juventudes de Fuerza Nueva en Sevilla, y que fue detenido por participar en la agresión de un miembro del Partido de Los Trabajadores de España. Pero si por algo será recordado Del Nido es por la condena que hoy es noticia. Y esa condena nace de aquí: abogado y amigo de Jesús Gil y Julián Muñoz, se incorporó al Ayuntamiento de Marbella en 1999.

Pero la mano que aprieta con fuerza no es la de Gil alcalde, sino la del también condenado Jesús Muñoz. Los dos abandonaron el ayuntamiento en 2003. Y lo abandonaron llevándose al nido muchos caramelos por trabajos que nunca realizó. “Caramelos que suman” casi 280.000 euros.