Las relaciones con Vox definen al PP de Feijóo, o más bien a todos los PP que caben en la formación. En las últimas horas, hemos visto cómo un mismo partido tiene formas muy diferentes de enfrentarse a la extrema derecha, unas posturas marcadas por Isabel Díaz Ayuso y María Guardiola.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, que se comió a Vox en la región, no dudó en afirmar que España "necesita un cambio" y que el PP "tendrá la mano tendida" hacia Vox. Sin embargo, María Guardiola, que no ganó las elecciones, no quiere a la ultraderecha en su Gobierno, llegando a afirmar que no podía "meter en el Gobierno a quien niega la violencia machista".

Guardiola ofreció a Vox cumplir con parte de su programa, pero se niega a compartir Gobierno ante la amenaza de una posible repetición electoral. Los 'otros PP' dentro del PP tienen visiones como las de Fernando López Miras, Carlos Mazón, Marga Prohens y Jorge Azcón. Todos quieren gobernar y todos necesitan algo de la extrema derecha.

López Miras, por ejemplo, dejó a Vox sin puestos en la Asamblea regional de Murcia, y tampoco quiere darles Consejerías de su Gobierno. Carlos Mazón, sin embargo, tardó dos horas en darle a la extrema derecha el 'pack' completo: presidencia de Les Corts, una vicepresidencia y dos consellerías.

Marga Prohens le ha dado a Vox la presidencia del Parlament insular, pero la ultraderecha no se conforma con eso y las negociaciones están estancadas. Situación similar a la de Jorge Azcón en Aragón, que ha entregado la presidencia de las Cortes a Vox para intentar facilitar su investidura, una presidenta, Marta Fernández, que refleja a la perfección qué es hoy la ultraderecha española a la que el PP ha dado la mano.