La Policía de Nueva Zelanda abatió a tiros un perro de seguridad del aeropuerto de Auckland que había escapado hacia la pista de despegue y provocado retrasos en varios vuelos.
El perro, un pastor escocés de 10 meses llamado Grizz y que estaba siendo entrenado en la detección de explosivos, salió corriendo hacia la pista donde estuvo unas tres horas pese a los intentos del personal de seguridad del aeropuerto para recuperarlo.
La compañía encargada de la seguridad, Avsec, indicó que Grizz "se asustó" cuando intentaban subirlo a un vehículo y que cuando lo encontraron en la pista no dejaba que nadie se le acercara.
Avsec dijo que "lo intentaron todo" para recuperarlo, incluido comida, juguetes y otros perros.
La dirección del aeropuerto optó por ordenar a la Policía que abatiera al perro después de que su huida hubiera causado retrasos en 16 vuelos nacionales e internacionales.