Dos años viviendo en la calle agravaron sus problemas de salud. José Luis tiene VIH y escoliosis. Consiguió que reconocieran su discapacidad, pero solo en un porcentaje del 10% por lo que apenas recibe ayudas.

"Tener un 33% de discapacidad me abriría las puertas a los programas de empleo y empezaría a recibir ayudas", explica José Luis. Forma parte de uno de los colectivos más vulnerables. Casi un cuarto de las personas que vive en la calle, sufre alguna discapacidad, física o psíquica. Como Miguel, sin un techo, su enfermedad es aún más dura.

Más aún cuando apenas reciben ayudas. Un estudio demuestra que sólo la mitad consigue un certificado oficial que les permite el acceso a prestaciones sociales o programas de empleo. Lo más duro es que casi todos denuncian maltrato. Todos ellos pasarán de media seis años de su vida en la calle, el doble que las personas que no sufren ninguna discapacidad.