Viven a tan solo 50 metros del agresor sexual de su hija, sólo les separa una carretera. Los abusos ocurrieron hace tres años. El hombre, tío político de la niña, fue condenado a dos años de prisión y a una orden de alejamiento que le prohíbe estar a menos de 100 metros de la menor y sus padres.

Sin embargo en la actualidad, se lo cruzan a diario. De hecho, no quieren que su hija se asome a la ventana porque desde allí ve la casa de su agresor. Pero a pesar de confesar los hechos, el hombre no entró en prisión por falta de antecedentes.

Los padres de la menor piden ahora que lo haga por quebrantar la orden de alejamiento. Denuncian que la Justicia no les hace caso.

La madre y la hija están en tratamiento psicológico, no tienen recursos para poder mudarse y la pequeña, por miedo, no puede salir sola a la calle. Una delicada situación para una niña de 11 años, que difícilmente puede dejar atrás en la niña de tan solo 11 años.