Las campanas de Monesterio, en Bajadoz, han sonado este domingo cuatro veces, una por cada año que Manuela Chavero lleva desaparecida. Fue el 5 de julio de 2016 cuando de madrugada alguien llamó a la puerta de su casa. Y desde entonces, desde la 1:55 horas, no se sabe nada de ella.

María Cintano, amiga de María Chavero, cuenta que la mujer "se dejó la luz y la tele encendidas y el teléfono encima de la cocina; la casa estaba intacta". Tampoco se llevó ni las llaves ni la documentación.

Sin embargo, la Guardia Civil no ha dejado de buscarla, con unos vecinos volcados en encontrarla, participando en cada batida. "Vivimos con la incertidumbre de no saber dónde está mi hermana, si está sufriendo o no está sufriendo y si está viva o no. La incertidumbre te va matando, te va consumiendo por dentro", expresó Emilia Chavero, hermana de la desaparecida.

La familia siempre lo ha tenido muy claro: "Se fue a la fuerza o engañada, pero no se fue por voluntad propia", asegura Alfonso Franco, primo de la desaparecida. Y es que Manuela tenía dos hijos menores de edad a los que, según la familia, ella nunca abandonaría.

Uno de los primero sospechosos a los que apuntaron fue un hombre del pueblo con el que mantuvo la última conversación y al que le preguntó si se podían ver esa noche, a lo que él le contestó que se iba para casa porque le dolía la rodilla. La Guardia Civil registró varios de sus vehículos, pero ni rastro de la mujer. "No tendría pensamiento de llevársela, pero surgió una discusión o algo y se la llevó ", afirmó Emilia, la hermana de Manuela Chavero.

Mientras continúa la investigación, este sábado, como cada mes de julio desde hace cuatro años, su pueblo sale a la calle para que no se olvide el caso de Manuela Chavero.