La Audiencia de Sevilla celebra el juicio por una violación mortal en el parque de María Luisa, ocurrida en febrero de 2016, cuando una joven de 31 años fue violada y asesinada mientras se hallaba bajo los efectos de barbitúricos.
El juicio, que está fijado para tres días en la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla, comenzará con la declaración del acusado, Francisco Morillo Suárez, de 46 años, para el que la Fiscalía de Sevilla pide, por primera vez, la pena de prisión permanente revisable por el delito de asesinato y 15 años de cárcel por un delito de agresión sexual. Este 8 de mayo también están citados en el juicio los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que intervinieron en el caso.
En este caso, la Fiscalía pide para el único acusado, además de la pena de cárcel, una indemnización de 100.000 euros para los padres y de 25.000 para la hermana, a lo que se adhirió el defensor de la víctima, el abogado Alberto Lag.
Ambas partes sostienen que el acusado se aprovechó de la víctima porque ésta estaba aletargada tras la ingestión de barbitúricos "con la supuesta intención de suicidarse", lo que no era la primera vez que sucedía porque en otras ocasiones hizo lo mismo como "llamada de atención" hacia su entorno más cercano.
Tras abusar sexualmente de ella abandonó en bicicleta el lugar, donde la mujer murió desangrada horas después, de acuerdo al relato de los hechos de la Fiscalía y del abogado de la acusación particular.
El acusado pudo ser encontrado gracias a que una limpiadora guardó minuciosamente varios pañuelos con sangre que recogió en el parque, en los que se encontraron sus restos de ADN, que coincidieron con las muestras que la Policía le tomó cuando su mujer le denunció por maltrato.
"Le habían lavado el cerebro"
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El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.