Los tres presuntos autores de una brutal agresión en el metro de Barcelona ocurrida en junio de 2016, que dejó casi tetrapléjica a la víctima, han alegado en el juicio que en el altercado con la víctima se limitaron "a defenderse" cuando esta les increpó y agarró del cuello a uno de ellos.

Los hechos que han sido enjuiciados en la Audiencia de Barcelona se remontan a la madrugada del 26 de junio de 2016 cuando, según el escrito de calificación de la Fiscalía, los tres acusados -Rubén A., Iván G. y Diego L., de nacionalidad española y de entre 23 y 24 años de edad- propinaron una paliza a Antonio G., de 49 años, en un vagón del metro de la línea 4, tras entablar una discusión verbal.

Como consecuencia de la agresión, la víctima sufrió una lesión medular que desde entonces le obliga a ir en silla de ruedas fuera de su domicilio y a desplazarse con dificultad con un andador en su propia casa, además de padecer una "sensible pérdida de visión" en un ojo, según se desprende del mencionado escrito de calificación, que pide 12 años de prisión para los procesados.

Sobre los hechos, Antonio G. ha declarado en la vista que los procesados "entraron en el vagón alborotados, se notaba que habían bebido", un extremo que han admitido los tres acusados explicando que aquella noche habían "bebido mucho" y habían "consumido marihuana, hachís y cocaína", por lo que han dicho recordar "poco" del incidente porque iban "muy tocados".

La discusión que dio origen a la agresión, según han admitido todas las partes en el acto del juicio, surgió a raíz de un mechero que dos de los acusados se pasaban de uno a otro, hecho que molestó a la víctima porque no quería que le dieran un golpe con el encendedor y les llamó la atención.

"Entonces empezaron a insultarme. Me levanté para bajarme en la siguiente estación pero uno de ellos me bloqueó el paso, así que le empujé para poder pasar y en ese momento fue cuando me rodearon, me caí al suelo y me dieron la paliza", ha contado Antonio G. al tribunal.

"Recuerdo muchos golpes", ha continuado, "pero no sabría precisar cuántos fueron ni dónde los recibí porque perdí la noción de todo lo que pasaba".

Los acusados, que sólo han contestado a las preguntas de sus abogados, han atribuido el origen de lo ocurrido a las malas palabras que, según ellos, la víctima les dirigió tras pasarse el mechero y que fueron "sois tontos".

Los tres procesados han reconocido que contestaron a esos insultos y que, a raíz de ello, "se caldeó el ambiente", tras lo que, según su versión, la víctima se abalanzó sobre Rubén A. y "le cogió del cuello". Como reacción a este gesto, según la versión de Iván G., este acudió a "defender" a su amigo, "dándole solamente una patada en la espalda" a la víctima, que soltó a Rubén y cayó al suelo.

"Y en la siguiente parada, se fue por su propio pie", ha completado su relato Iván G. La víctima ha confirmado que, a pesar de los golpes recibidos y de que se sentía aturdido, pudo abandonar al vagón andando para buscar ayuda y asistencia médica.

La víctima también ha explicado que aquella noche volvía de "salir de fiesta" con un amigo y que también había bebido: "aunque fue poco porque estábamos a fin de mes". Precisamente la defensa ha utilizado la presencia de este amigo de la víctima para tratar de desacreditar la tesis de su actitud pacífica, ya que este amigo, que entró en el metro con la víctima e iba con él, se apeó del vagón cuando empezó la discusión verbal con los acusados e invitó a la víctima a hacer lo mismo, que desoyó su consejo y permaneció en el tren.

La defensa ha planteado también en el interrogatorio a la víctima que la causa de la lesión cervical que le obliga a ir en silla de ruedas no se deba por entero a los golpes sufridos, sino a que la víctima, en el momento de los hechos, padecía una enfermedad en la columna vertebral llamada espondilitis que agravó los efectos de los golpes.

La víctima ha contestado a este argumento exponiendo que dicha enfermedad nunca le había supuesto "ningún problema" hasta el momento de la agresión. Otro de las cuestiones controvertidas del juicio ha sido la posible responsabilidad civil subsidiaria de TMB, a quien la Fiscalía acusa de ser parcialmente responsable de los hechos por la falta de vigilancia en la estación por dónde entraron los acusados sin validar su billete.

El juicio continuará con las declaraciones de los peritos y la práctica de la prueba documental, en la que se mostrará a la sala el video de la agresión que grabaron las cámaras de seguridad de TMB en el vagón.