Coches de los que sólo queda la estructura y jardines que no son más que ceniza. Un paisaje desolador con el que se han encontrado los vecinos al volver a casa.

Y la situación se repite casi en cada parcela. Algunos han perdido sus coches porque anoche, con el fuego cercando sus viviendas tuvieron que salir con lo puesto.

En total, unas 2.900 personas desalojadas han pasado la noche en casas de familiares o en albergues, pero con miedo. El fuego ha arrasado más de 300 hectáreas en una zona especialmente afectada por la sequía.

Las primeras investigaciones apuntan a causas naturales. Medios aéreos y terrestres siguen refrescando la zona para evitar que el fuego se reavive.