El R-22 es un gas utilizado para refrigerar la mercancía de los buques pesqueros y es ilegal. Los imputados se enfrentan hasta a seis años de cárcel por un delito contra el medio ambiente.

Es dañino para la capa de ozono y también para la salud del ser humano, ya que, como cuenta el Teniente Fernández Camacho, del Seprona, ''la temperatura a la que saldría de la bombona es a 40 grados bajo cero'', con lo que, en un lugar cerrado, ''se comería el oxígeno''.

A pesar de ser nocivo para todo el mundo, las multinacionales químicas continúan fabricándolo para su uso en los países en vías de desarrollo. Para el año 2019 las multnacionales deberán dejar de fabricarlo, aunque las asociaciones medioambientales advierten de que crearán nuevos gases igual de nocivos.