Israel Franco Moreno, de 42 años, era un submarinista experimentado. Viajó hace unos meses a la isla de Giglio para trabajar en el reflotamiento del Costa Concordia.

Fue en esa tarea cuando quedó atrapado entre las placas del crucero siniestrado hace dos años hiriéndose de gravedad en una pierna. Uno de sus compañeros consiguió sacarlo a la superficie pero allí acabó desangrándose.

La empresa para la que trabajaba confirma que contaba con todos los mecanismos de seguridad y las autoridades italianas ya han puesto en marcha una investigación que determine qué es lo que pasó bajo el agua. El gallego se ha convertido en la víctima número 33 del Costa Concordia.