En los instantes posteriores al accidente el maquinista ya se preguntaba, según un vecino de Angrois, por qué no habría muerto él. Sergio García Soriano, psicólogo clínico, asegura que "su frase ya es demoledora, ya que esta tragedia le está cercenando su psique, su mente y su estado de ánimo".
Por eso se le ha recomendado ayuda psicológica al maquinista, ya que los hechos que ha vivido pueden causarle problemas en la mente. Pero esta ayuda ha sido rechazada por el acusado principal del accidente de tren en Santiago de Compostela.
Las víctimas de otros accidentes también ven reabiertas sus heridas estos días tras el suceso. Dolores García, superviviente del accidente ferroviario de Xirivella en el 1980, explica que "lo que más miedo me da es cuando oigo algún accidente de estos, como el 11M, lo de Valencia o lo de ayer, ya que me pongo mala".
Otro de los supervivientes que pasa por días muy complicados es Juan Guillamón Álvarez, que sobrevivió al accidente ferroviario de Chinchilla en el 2003. Según Juan, "ahora lo estoy sintiendo muchísimo más. No voy a ver más la televisión, no quiero saber más de esto".
La actitud de Juan tiene una clara explicación, ya que como explica el psicólogo clínico Sergio García Soriano, las personas que han pasado por un accidente de estas características piensan "esto me sucedió a mí, y en ese momento, si no está bien cerrado ese duelo, comienzan a sentir las palpitaciones, la ansiedad y los sueños".
Por ese motivo, los expertos recomiendan a los que se encuentran en situaciones dolosas que no busquen información a cada instante, sino que la dosifiquen y esperen a que se cierren los datos oficiales.