Ihab y Mustafa Abdulkader llevan 33 y 16 años en Santiago de Compostela. Son sirios, uno especialista en cáncer, otro odontólogo y todos veranos, con sus mujeres españolas e hijos, visitaban a sus padres en Siria hasta que estalló la guerra pero si ahora fuesen a Siria los reclutarían.
Sus padres tienen 70 y 80 años y el padre sufre cáncer de colon. En diciembre les compraron billetes de ida y vuelta para que ellos viniesen de visita a España: "Podría ser la última oportunidad de vernos" dice Mustafa.
La embajada de Beirut, en Siria no hay, les contestó: "La información presentada para la justificación del propósito y las condiciones de esta no resulta fiable". Se preguntan qué peligro suponen dos ancianos: "La guerra lleva ya seis años. Si ellos quisieran venir a refugiarse lo hubieran intentado hace ya muchos años" asegura Mustafa.
Para tramitar los visados, les hicieron seguro de vida, justificaron su solvencia y su nacionalidad española pero el viaje de los ancianos no es fiable: "Trump por lo menos tiene la decencia o la cara de decir cierro fronteras a cal y canto pero aquí lo están haciendo en plan secreto" defiende Ihab.
El Ministerio de Exteriores dice que no han demostrado que dependan económicamente de estos dos hijos pero es que ellos no quieren vivir en Epsaña y que no han demostrado tener propiedades en Siria cuando hay documentos que demuestran lo contrario.
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