Marina Shifrin trabajaba para una compañía encargada de producir vídeos de animación hasta que una noche, después de una larga jornada, decidió cambiar su rutina. A las cuatro y media de la mañana, Marina seguía en el trabajo, y aprovechando el espacio que le proporcionaba su oficina decidió grabar un video por su cuenta para finalmente confesar a su jefe: "Dimito. Me voy"
En el vídeo, la trabajadora confesaba: "A mi jefe sólo le importa la cantidad y las visitas de cada vídeo". Por ello, pensó que ésta sería la mejor manera para hacerlo. Marina intentó atraer al máximo del público en Youtube pero aprovechó además para mandar su mensaje a través de los rótulos.
Marina hizo uso de su creatividad y también quiso recalcar el esfuerzo que había hecho durante dos años para su compañía y que, al parecer, no había sido lo suficientemente compensado. "Durante casi dos años he sacrificado mis relaciones, tiempo y energía en este trabajo", confirma la empleada en su particular forma de dimitir.