En la operación, desarrollada por unos 600 agentes, han sido identificadas 310 personas de las que ochenta han sido detenidas en cumplimiento de la Ley de Extranjería al estar en situación irregular en España y con órdenes de expulsión y cuatro por estar reclamados judicialmente por diversos delitos como contra la propiedad, aunque no se descartan más detenciones una vez que avancen las identificaciones.
Entre los desalojados había un menor en desamparo fugado de un centro de menores que ha sido puesto a disposición del Grupo de Menores. Además, una familia con un bebé de siete meses de la que se ha hecho cargo a instancias de la Policía Nacional el Samur Social, y una persona de 39 años ha tenido una crisis asmática que ha requerido atención sanitaria.
Se han encontrado pequeñas cantidades de cocaína, marihuana, hachís y pastillas alucinógenas pero la Policía estima que pueden ser para el consumo por lo que no hay todavía acusación formalizada por tráfico de drogas, y además se ha incautado de una carabina.
Esta operación ha sido realizada en cumplimiento de un auto dictado por el Juzgado de Instrucción número 12, a instancias de la Universidad Complutense de Madrid. La delegada del Gobierno ha dicho que los agentes "han tenido que tirar las puertas ya que los ocupantes no han abierto las habitaciones" y han encontrado 25 perros, algunos de razas peligrosas, y dentro de la piscina un habitáculo donde estaban alojadas cinco personas.
Dancausa ha recordado que han sido más de dos años de ocupación con muchos incidentes en las instalaciones que termina con este desalojo. "Queríamos hacerlo cuanto antes porque dentro de un mes son las elecciones generales y además las órdenes judiciales hay que darlas cumplimiento", ha apostillado.
Una vez expulsados, los okupas se agolpaban en la zona exigiendo explicaciones y manifestando su indignación ante lo sucedido. "Ya han conseguido lo que querían: echarnos a la puta calle. Muchas gracias España, muchas gracias Gobierno", chillaba una chica de nacionalidad dominicana que llevaba siete meses alojándose en el colegio.
"Han entrado sin avisar a las cuatro de la mañana, han empezado a tirar las puertas abajo y a ponernos en el suelo, sin poder hablar entre nosotros, que parecíamos unos presos", ha denunciado encolerizada, mientras se lamentaba por no tender dónde ir.
Otra joven, de apenas veinte años, criticaba que el Samur Social iba al colegio únicamente a pasearse, que no respondía a sus peticiones y que nadie recibía ninguna de las ayudas por parte del Estado que les corresponderían.
Uno de los momentos de mayor nerviosismo se ha desatado cerca de las once de la mañana, cuando los agentes han comunicado a los okupas que hasta el viernes no podrían acceder de nuevo al colegio a recoger sus cosas, ante las quejas de los allí congregados que reclamaban recuperar sus pertenencias.
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