Un admirador se convierte en fanático cuando la persona a la que admira le decepciona. "Se sienten mal. Entonces, esa frustración y esa no tolerancia a la frustracion es lo que puede llegar a provocar una agresión", afirma la psicóloga Arantza Mijáres.
El caso de Paco González es sólo el último de una larga lista de famosos que han sufrido ataques por parte de fanáticos. Condenado a ocho años de cárcel terminó el ciudadano alemán que en 2009 disparó una flecha a la actriz española Sara Casanovas. Decía que estaba enamorado de ella tras verla en una telenovela.
También fue atacada la tenista Monica Seles. Apuñalada por la espalda en Hamburgo por un fanático de su rival Steffi Graff, a quien Seles había arrebatado el número 1 del mundo.
John Hinckey JR es una muestra de que no sólo corren peligro las personas de las que se obsesionan los fanaticos. Este hombre disparó contra el presidente de EEUU Ronald Reagan, pero a quien quería impresionar era a la actriz Jodier Foster, de la que era compañero de clase y que, según él, no le prestaba la atención que merecía.
"El tratamiento esencialmente es la psicoterapia, porque está indicando la presencia de un trastorno de personalidad. Si lo que subyace es un problema psicótico, lo primero que hay que hacer es medicar a los pacientes", afirma el psiquiatra Antonio Olivares.
Por desgracia, a veces es demasiado tarde y consiguen su propósito, como hizo Mark David Chapman. Quería pasar a la historia por ser el asesino de John Lennon y lo logró.